XXX Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Lunes
Lucas 13, 10-17
No era bueno desatar a esta hija de Abrahán de esa atadura, aun en día de
sábado ?”. El Evangelio refiere la curación en sábado de la mujer encorvada, que
provocó la indignación del jefe de la sinagoga; Jesús reprende a los que lo
criticaban diciéndoles: “Hipócritas!” (Lc 13,15). Jesús sabe lo que hay en el
corazón de cada hombre, quiere condenar el pecado, pero salvar al pecador, y
desenmascarar la hipocresía.
No era bueno desatar a esta hija de Abrahán de esa atadura, aun en día de
sábado ?”. Estas palabras están llenas de la fuerza de la verdad, que desarma, que
derriba el muro de la hipocresía y abre las conciencias a una justicia mayor, la del
amor, en la que consiste el cumplimiento pleno de todo precepto (cf. Rm 13, 8-10).
Con estas palabras, Jesús no sólo condena la actitud de falsedad y el afán de
hacerse notar, sino también la presunción de creerse justos, que excluye toda
posibilidad de auténtica conversión y de fe en Dios.
Por esto, el comportamiento que, más que ningún otro indignaba a Jesús era
la hipocresía. Cuántas veces dijo a sus discípulos: no hagan “como los hipócritas”
( Mt 6, 2.5.16), o a los que desacreditaban sus buenas acciones: “Ay de ustedes
hipócritas!” ( Mt 23, 13.15). En efecto, Jesús no soportaba la hipocresía porque ésta
es la falsificación de la vida, la perversión del pensamiento, la profanación de la
palabra. Al mentir, el hipócrita quiere pensar como habla, y vivir después como
piensa, es decir, siempre en contradicción con la verdad.
Por tanto, con esta pregunta que Jesús hace a sus enemigos “ No era bueno
desatar a esta hija de Abrahán de esa atadura, aun en día de sábado ?”, les dice a
ellos y a nosotros que la ley tiene que desembocar en el amor. El corazón del
hombre no está hecho para la ley. Está hecho para el amor. Y una religión que no
se traduzca en amor merece un solo nombre: hipocresía.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)