Carta del Obispo de Posadas para el domingo 30 durante el año. 23 de octubre de 2011.
“VOTO: RESPONSABLE DEL FUTURO”.
En primer lugar quiero que pidamos este domingo, en cada una de las celebraciones de la
Misa dominical por el acto eleccionario que se desarrolla en nuestra Patria y en nuestra
Provincia, como camino de nuestra vida democrática y republicana. En muchas oportunidades
hemos señalado que la santidad de los cristianos, de todos, pero en especial del laicado
implica una seria responsabilidad en su rol ciudadano. Sabemos que las elecciones son un
momento central en la vida democrática de la Nación. Debemos estar atentos y ser partícipes
activos y positivos en esta particular instancia de práctica democrática.
El voto permite poner en ejercicio nuestra participación ciudadana. Es fundamental que cada
voto sea “responsable”, porque con él nos hacemos responsables del futuro que queremos
para nuestra Patria. Pero seria negativo entender que la participación se agota y concluye en
las elecciones, es bueno recordar que como ciudadanos debemos estar presentes
habitualmente en todas las instancias que sirven a la construcción de una sociedad mejor.
Como argentinos y como misioneros tenemos muchas preocupaciones y esperanzas. Por ello
nuestra participación ciudadana nos permitirá generar una democracia más madura.
Durante este mes de octubre, que va concluyendo, también hemos rezado por las Misiones y
reflexionado sobre ellas, considerándolas como la razón de ser de la Iglesia a la luz del
mensaje que el Papa Benedicto XVI nos envía cada año.
En nuestra Diócesis venimos realizado un camino desde hace varios años para revisar si
nuestras comunidades responden a los desafíos evangelizadores de este inicio del siglo XXI.
Durante los años de preparación para la celebración del año jubilar al cumplirse los 50 años de
la creación de la Diócesis de Posadas en 2007, celebrado con nuestro primer Sínodo
Diocesano y con los aportes del documento de Aparecida, vamos planteando este camino
discipular y misionero que requiere nuestro tiempo.
Desde la Asamblea que realizamos en 2010 y la que celebraremos en 2012 nos hemos
propuesto orar, reflexionar y revisar nuestra tarea evangelizadora en tres de los temas
sinodales: “el laico y la santidad en el mundo”; “como evangelizar a los jóvenes” y “como
evangelizar a las familias”. De hecho, los desafíos que la misión nos presenta lo
experimentamos cada día en una sucesión ininterrumpida de cambios, con los cuales nos
enfrentamos. No bien digerimos algunos de estos cambios ya aparecen otros nuevos. Por ello,
debemos tomar conciencia de que la complejidad cultural está instalada en nuestra realidad,
que tenemos que convivir con ella y que carece de sentido vivir enojados por esta situación.
Muchas veces encontraremos que esta realidad contradice nuestros criterios. Cierto es que no
debemos resignar nuestra identidad, desde ya que no. Tenemos que ser discípulos y
misioneros, es decir, tenemos que ser testigos de Cristo en esta realidad, pero si nos
equivocamos de realidad y la idealizamos, no la podremos evangelizar.
Con esta realidad convivimos en nuestra pastoral, con posturas diferentes, en la rutina, en la
instabilidad, con la ausencia de la visión de conjunto, con una cultura fragmentada que vive en
contacto con lo efímero y con lo descartable.
Los agentes de pastoral muchas veces no encontramos como comunicar el Evangelio en este
contexto cultural cambiante. Esto nos pasa sobre todo en la Pastoral de los Jóvenes, como
con la Pastoral de Familia. Si no partimos de una comprensión de la realidad, difícilmente
podremos llegar a nuestros jóvenes y a nuestras familias.
Los temores frente a lo nuevo pueden provocar, también en nuestros agentes de pastoral,
actitudes regresivas hacia lo tradicional peleándose desde una realidad que ya no existe, con
discursos rígidos y sin encontrar respuestas que lleven a asumir los desafíos de la nueva
realidad, que permitan anunciar a Cristo, el Señor. En este contexto deberemos evangelizar
nuestra cultura, sabiendo interpretar sus códigos, corregirlos y plenificarlos.
En este domingo en que los argentinos debemos emitir nuestro voto, como cristianos y como
ciudadanos debemos tener clara conciencia de que somos responsables de la construcción de
un futuro en el que algunos valores como la vida, la familia, la solidaridad social, la libertad y la
justicia son claves de esperanza.
Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo. Mons. Juan Rubén Martínez.