Lo grande, lo poderoso, es lo pequeño
25 de octubre de 2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré
compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su
huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus
ramas».
Y dijo de nuevo: «¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que
una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, quiero iniciar esta oración haciendo un acto profundo de humildad. Tú eres
grande, yo soy muy pequeño, pero Tú puedes hacer que mi amor crezca de modo
que pueda llegar a ser parte de tu Reino.
Petición
Jesús, ayúdame a nunca apoyarme en mi propio sentir para que todo sea para la
gloria de tu Reino.
Meditación
«En la historia de todo lo que tiene vida, los comienzos de las novedades son
pequeños, casi invisibles; pueden pasar inadvertidos. El Señor mismo dijo que el
“Reino de los cielos” en este mundo es como un grano de mostaza, la más pequeña
de todas las semillas. Pero lleva en sí la potencialidad infinita de Dios. Desde el
punto de vista de la historia del mundo, la resurrección de Jesús es poco llamativa,
es la semilla más pequeña de la historia. Esta inversión de las proporciones es uno
de los misterios de Dios. A fin de cuentas, lo grande, lo poderoso, es lo pequeño. Y
la semilla pequeña es lo verdaderamente grande. Así es como la resurrección ha
entrado en el mundo: sólo a través de algunas apariciones misteriosas a unos
elegidos. Y, sin embargo, fue el comienzo realmente nuevo; aquello que, en
secreto, todo estaba esperando. Y para los pocos testigos precisamente porque
ellos mismos no lograban hacerse una idea era un acontecimiento tan
impresionante y real, y se manifestaba con tanta fuerza ante ellos, que desvanecía
cualquier duda, llevándolos al fin, con un valor absolutamente nuevo, a presentarse
ante el mundo para dar testimonio: Cristo ha resucitado verdaderamente»
(Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, segunda parte, p. 95).
Reflexión apostólica
«Los apóstoles y sus sucesores fueron instituyendo Iglesias particulares, a través
de las cuales el Reino de Dios se iba haciendo cada vez más presente en el mundo.
El cristianismo era como esa levadura que Cristo había anunciado y que iba
transformando poco a poco a la sociedad, extendiéndose entre las familias,
conocidos y compañeros de trabajo. La Buena Nueva de Cristo se propagaba con
esperanza y alegría contagiosas, de persona a persona, de mujer a marido, de
padres a hijos, de esclavos a señores, de señores a amigos y conocidos» (Manual
del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 6).
Propósito
Redoblar con generosidad mi celo apostólico para extender el Reino de Cristo.
Diálogo con Cristo
¡Cuánta necesidad tengo de aprender constantemente a hacer el bien! Siempre hay
oportunidad de hacer algo bueno por los demás, aunque parezca pequeño,
insignificante. Son estas pequeñas y ocultas acciones, hechas por tu amor, lo que
deben caracterizar mi estilo de vida en el Regnum Christi y la Iglesia.
«La Buena Nueva de Cristo se propagaba por contagio, de persona a persona, de
mujer a marido, de padres a hijos, de señores a esclavos y viceversa. Ser cristiano
y misionero era una sola cosa. La actividad misionera no requería un compromiso
especial, les bastaba la conciencia de estar bautizados. Su presencia en todos los
ambientes y su testimonio en la vida cotidiana fue transformando la sociedad, como
la levadura en la masa»
( Cristo al centro, prólogo, n. 5).