EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 18,1-8:
Después Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin
desanimarse:
"En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres;
y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que
me hagas justicia contra mi adversario'.
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni
me importan los hombres,
pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga
continuamente a fastidiarme'".
Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto.
Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los
haga esperar?
Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el
Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
comentario del Evangelio por
Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul, santo de la Iglesia
Ortodoxa
Discursos ascéticos, 1ª serie, §21
Orar siempre sin desfallecer
Bienaventurado el hombre que conoce su propia debilidad, porque este
conocimiento es en él, el fundamento, la raíz y el principio de toda bondad...
Cuando un hombre se ve privado de la ayuda divina, ora con frecuencia. Y
cuanto más ora, más humilde se hace su corazón... cuando ha comprendido todo
esto, guarda la oración en su alma, como un tesoro. Y es tan grande su alegría, que
hace de su oración una acción de gracias... Llevado también por este conocimiento
y admirable gracia de Dios, eleva la voz, alaba, glorifica a Dios, y le manifiesta su
gratitud.
El que ha llegado de verdad, y no imaginariamente, a tener estos signos y
conocer tal experiencia, sabe lo que digo, y que nada puede ir en contra. Por tanto,
cese ahora de desear cosas vanas. Que persevere en Dios por la continua oración,
con el temor de verse privado de la abundancia de auxilio divino.
Todos estos bienes se dan al hombre cuando conoce su debilidad. Por su gran
deseo del socorro de Dios, se acerca a Dios permaneciendo en la oración. Y tanto se
acerca a Dios por su resolución, que Dios le concede sus dones, y no le quita su
gracia, por su gran humildad. Por lo tanto, un hombre es como la viuda, que no
cesa de importunar al juez, para que le haga justicia contra su adversario. Dios que
es compasivo, retrasa las gracias, ya que esta reserva lleva al hombre a acercarse
y a permanecer cerca de Él, de donde mana tanto bien, para que necesite de él.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”