Comentario al evangelio del Lunes 31 de Octubre del 2011
Es fácil amar lo amable. Lo difícil es amar lo que nadie ama. Dar sin esperar a recibir, en medio de una
cultura en el que a veces da la sensación de que el único desprendimiento que hay es el
“desprendimiento de retina”, resulta incluso contracultural. Y no sé porqué, pero hay algo en esa
gratuidad que recuerda al Evangelio. Quizá por este camino se halle la respuesta a la nueva
evangelización. Es tiempo de una nueva forma de vivir, o de una forma de vivir nueva, renovada, que
rompe la lógica a la que nos vamos acostumbrando. Es la novedad que introduce la gratuidad, que,
lejos de buscar el mayor beneficio para uno mismo, busca el beneficio de todos y recrea todas las
cosas.
Hoy el Señor te hace una propuesta concreta: acércate a los pobres, a los que nadie ama, gratuitamente,
sin esperar nada a cambio. Déjate sorprender por la fuerza del amor que desencadena tu gesto. Hay
mucha gente esperando que alguien como tú les ame, les haga un guiño, una señal de que les quieres y
te importan. Puede ser una palabra; tal vez un pequeño saludo, una sonrisa, una carantoña; quizá una
moneda, un “te quiero”, una mirada cómplice en medio de algunos sufrimientos; una invitación a café,
un “¿qué tal?”, una llamada; un mensaje de texto, un email, una postal… quizá un pequeño “me gusta”
en el facebook. Eres capaz de hacer feliz a mucha más gente que la que te imaginas y de mostrar que
eres capaz de ser gratuitamente contracultural. Tan solo acepta la invitación y sal un poco de ti; hazlo
con generosidad, sin esperar nada a cambio.
Fernando Prado, cmf