Lunes 31 de Octubre de 2011
Lunes 31ª semana de tiempo ordinario 2011
Romanos 11,29-36
Hermanos: Los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo,
erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también
ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán
misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué
insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del
Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el
origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.
Salmo responsorial: 68
R/Que me escuche, Señor, tu gran bondad.
Yo soy un pobre malherido; / Dios mío, tu salvación me levante. / Alabaré el nombre de
Dios con cantos, / proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos, / buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. / Que el
Señor escucha a sus pobres, / no desprecia a sus cautivos. R.
El Señor salvará a Sión, / reconstruirá las ciudades de Judá, / y las habitarán en
posesión. / La estirpe de sus siervos la heredará, / los que aman su nombre vivirán en ella. R.
Lucas 14,12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado:
"Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no
pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos."
COMENTARIOS
Jesús completa ahora la descripción de los valores que privan en toda sociedad
humana con las máximas relativas al anfitrión: «Cuando des una comida o una cena, no invites
a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos» (l4, 12a). A estas cuatro
categorías de amistad contrapondrá a continuación otras cuatro categorías de
marginación: «Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos» (14,13) .
Los cuatro miembros del primer grupo (unidos por la conjunción copulativa «ni») están trabados
por lazos de amistad, parentela, afinidad, riqueza: son las ataduras que sostienen toda
sociedad clasista en detrimento de los demás; constituyen la mafia de todo poder instalado que
se autoprotege: «no sea que te inviten ellos para corresponder y quedes pagado» (14, 12b). No
tienen perspectivas de futuro, puesto que han quemado todas sus esperanzas en la
mezquindad de la recompensa presente. Los miembros del segundo grupo (simplemente
yuxtapuestos, sin coordinación alguna) no tienen otra atadura que los relacione si no es la
misma marginación: son el rechazo de toda sociedad, pero pueden hacer felices y dichosos a
los que «eligen ser pobres» (Mt 5,30), es decir, a los que renuncian voluntariamente a los
valores que sirven para apuntalar la sociedad clasista: «y dichoso tú entonces, porque no
pueden pagarte, pues se te pagará cuando resuciten los justos» (Lc 14,14). Estos no pagan
con honores, regalos y recompensas... que pasan de mano en mano, sin más contenido que el
papel de celofán, sino con su agradecimiento sincero y cálido, en el banquete, y
constituyéndose en prenda de una futura recompensa.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)
(Extracto de SAL TERRAE: HOMILÉTICA)
(Extracto de Fundación ÉPSILON)
(Extracto de EDD)