“cuando des un banquete, invita a los pobres”
Lc 14,12-14
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
“AMO PORQUE AMO. AMO PARA AMAR”,
El lenguaje de la gratuidad consigue pronunciar palabras liberadoras y expresar
gestos vivos y vivificantes. Es un lenguaje al que, tal vez, no estemos
acostumbrados, deslumbrados como estamos por los espejismos de lo útil, de lo
eficiente, de lo productivo, que nos fascinan con sus lógicas del beneficio; un
beneficio, sin embargo, que con frecuencia se nos pudre en el corazón y le impiden
latir con regularidad, siempre y por todos. Nos capturan, invadiendo cada aspecto de
nuestra existencia y nos demos cuenta o no nos hacen asumir actitudes
discriminadoras, nos inducen a usar a los otros, a convertirlos en instrumentos para
nuestro mezquino interés...
La gratuidad es uno de los atributos de Dios. Dios es gratuidad: entrega y se
entrega, y no sería Dios-amor si no fuera así. El nos ha creado a su imagen: eso
significa que nosotros no somos verdaderamente humanos si no hacemos crecer y
fructificar esa semilla de misericordia que nos hace semejantes a nuestro Creador y
Padre. El amor no busca más que el amor. “Amo porque amo. Amo para amar”, dice
san Bernardo. Conscientes del don del amor de Dios que hemos recibido de manera
gratuita, podemos entrar en la lógica sabia de la misericordia divina, una lógica de
libertad y de alegría.
ORACION
¡Qué grande es, oh Dios, tu amor por mí! Es un amor misericordioso, porque me
toma como soy donde estoy: cojo, en la profundidad de mis errores; pobre, con las
llagas desoladas de mi falta de sentido; ciego, en las nieblas opresoras de mis
dudas, de mis fatigas. El tuyo es un amor gratuito, porque no está sometido a
condiciones ni esconde chantajes ni intereses sutiles. Amar y sólo amar es tu
alegría, es tu vida misma.
Me estás diciendo que es lo mismo para mí. Señor, me ves: a menudo me dejo
seducir por ese egoísmo que me separa de los otros y de mí mismo; con la ilusión de
darme fuerza, me hace débil. Dios de misericordia y de gratuidad, que amar y sólo
amar sea mi alegría. Al escuchar tu Palabra y al considerar tu ejemplo lo comprendo:
amar y sólo amar es vivir.