Dios está presente y cuida de nosotros
2011-11-03
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo;
por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: «Este recibe a los
pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo entonces esta parábola: «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se
le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se
le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus
hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les
dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido”.
Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se
arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende
luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y
cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: “Alégrense conmigo,
porque ya encontré la moneda que se me había perdido”. Yo les aseguro que así
también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, qué confianza y alegría me da el saber que cuento contigo, mi Buen
Pastor. Ilumina esta meditación para que sea el medio para conocer tu voluntad en
mi vida. Acrecienta con tu gracia mi amistad personal e íntima contigo.
Petición
Jesús, que en mi vida seas Tú lo primero y lo más importante.
Meditación
Dios está presente y cuida de nosotros
«Dios cuida personalmente de mí, de nosotros, de la humanidad. No me ha dejado
solo, extraviado en el universo y en una sociedad ante la cual uno se siente cada
vez más desorientado. Él cuida de mí. No es un Dios lejano, para quien mi vida no
cuenta casi nada. Las religiones del mundo, por lo que podemos ver, han sabido
siempre que, en último análisis, sólo hay un Dios. Pero este Dios era lejano.
Abandonaba aparentemente el mundo a otras potencias y fuerzas, a otras
divinidades. Había que llegar a un acuerdo con éstas. El Dios único era bueno, pero
lejano. No constituía un peligro, pero tampoco ofrecía ayuda. Por tanto, no era
necesario ocuparse de Él. Él no dominaba. Extrañamente, esta idea ha resurgido en
la Ilustración. Se aceptaba no obstante que el mundo presupone un Creador. Este
Dios, sin embargo, habría construido el mundo, para después retirarse de él. Ahora
el mundo tiene un conjunto de leyes propias según las cuales se desarrolla, y en las
cuales Dios no interviene, no puede intervenir. Dios es sólo un origen remoto.
Muchos, quizás, tampoco deseaban que Dios se preocupara de ellos. No querían
que Dios los molestara. Pero allí donde la cercanía del amor de Dios se percibe
como molestia, el ser humano se siente mal. Es bello y consolador saber que hay
una persona que me quiere y cuida de mí. Pero es mucho más decisivo que exista
ese Dios que me conoce, me quiere y se preocupa por mí. “Yo conozco mis ovejas y
ellas me conocen”, dice la Iglesia antes del Evangelio con una palabra del Señor.
Dios me conoce, se preocupa de mí. Este pensamiento debería proporcionarnos
realmente alegría. Dejemos que penetre intensamente en nuestro interior»
(Benedicto XVI, 24 de junio de 2010).
Reflexión apostólica
«El cristiano no sigue a un Cristo que está fuera de él, sino a un Cristo de cuya vida
divina y filial participa; no sigue a un Cristo que sólo está delante de él, sino a un
Cristo que, en su infinita bondad, es quien lo sigue y lo busca hasta darle alcance
para recogerlo, como a la oveja perdida, y guiarlo como el Buen Pastor; no a un
Cristo que es sólo una figura histórica, sino a un Cristo vivo que está también más
dentro de él que lo más íntimo de su ser» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 74).
Propósito
Antes de dormir, agradecer a Dios el haberme cuidado durante el día.
Diálogo con Cristo
Señor, me conoces y te preocupas por mí. ¡Qué maravilla! Pero qué tristeza saber
que hay tantas personas, muy cercanas a mí, que se les ha olvidado esta verdad,
porque las angustias de su vida les han enfriado el alma y mi pobre testimonio no
ha encendido en ellos el fuego de tu amor. Contigo lo tengo todo y por Ti quiero
darlo todo, por ello confío que esta oración me dará la luz y la fortaleza para crecer
en el amor.
«Aunque al buscarlo en tu interior y en tu alma encontraras que no lo tienes tanto
como desearías, no desmayes; Dios nunca se te ocultará »
( Cristo al centro, n. 1733).