“Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”
Lc 15, 1-10:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. SOBRE LA PERSONALIDAD DE JESUCRISTO
Ninguno de nosotros ha visto a Jesucristo, y todas las imágenes que de El existen, son una
creatividad que en muchos casos, son parte del amor que le tenemos, entonces pensamos
que debe haber sido así o parecido. Pero si nos ponemos a reflexionar sobre la
personalidad de Jesucristo, de cómo era, como hablaba o se acercaba a las gentes,
tenemos que concluir que debe haber sido muy atrayente, y haber tenido unos ojos
cautivantes, considerando que los evangelios revelan que miraba el corazón de los
hombres. Jesús, debió de tener una presencia agradable, amable para que muchos
acudieran a Él, y le llevaran niños para que les impusiera las manos; unos modales dignos
que inspiraban el afecto de personas de toda condición; una mirada que removió a los
Apóstoles para que lo siguieran dejando todas las cosas
2. ESTE ACOGE A LOS PECADORES Y COME CON ELLOS.
En efecto, la forma de hablar y dirigirse a las gentes debe haber sido impactante y con un
gran atractivo, con un especial magnetismo para las personas y, por lo que hemos leído en
los Evangelios, todos querían acercársele, tocar su manto e incluso se conformaban con
tocar la sombra del Señor. Aún más, Jesucristo buscaba estar con las gentes y sin ninguna
discriminación. Es así, como se acercaban a El todos los publícanos y pecadores para oírle,
y los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con
ellos.
3. ACUDÍAN A CRISTO PARA OÍRLE, PARA APRENDER, PARA SABOREAR LA
PALABRA DEL SEÑOR
En estos dos versículos, y con una amplificación manifiesta, “todos los publícanos,” dice
Lucas, se acercan a quien es solo misericordia. Estos publícanos y pecadores gentes
que no se preocupaban de la pureza “legal” farisaica acudían a Cristo para oírle, para
aprender, para saborear la Palabra del Señor y, esto levantó, una vez más, la censura de
los fariseos y escribas para murmurar de El, porque comía y acogía a los pecadores. Pero
la respuesta de Cristo la articula Lucas en estas parábolas, que con desarrollo distinto,
tienen la misma finalidad: la misión y el gozo de Cristo por salvar a los pecadores.
4. JESÚS BUSCA AL PECADOR
Del mismo modo como en esta bella parábola el pastor busca la oveja perdida, Jesús
busca al pecador, es la prueba clara de que es voluntad de Dios que no se pierda ninguno de
sus hijos. El tema directamente es la misericordia de Dios sobre el pecador. Esta es tal, que
Dios no sólo ofrece el perdón, sino que tiene sobre él una misericordia dinámica: lo “busca”
de mil maneras, “hasta” que halle a esta oveja perdida. Y se confirma por el “gozo” en el
cielo.
Luego el traerla sobre sus hombros es un detalle más del gozo de Dios por el pecador
convertido. El rasgo de convocar a “amigos y vecinos,” para que se “alegren” con él por el
hallazgo, es un rasgo parabólicamente irreal, pero que en su mismo uso indica una finalidad
superior. Y ésta es la solicitud y gozo de Dios en la busca y conversión del pecador. Como
en los grandes éxitos familiares se convida, para celebrarlos, a la vecindad y los amigos
5. EN EL CIELO “SERÁ MAYOR LA ALEGRÍA ”
Esta parábola no solo subraya la idea de buscar, es mas profundo, se quiere destacar la
alegría de encontrar. Y aun este gozo por la conversión del pecador cobra un nuevo rasgo y
una nueva perspectiva: su eco en el cielo. La frase que en el cielo “será mayor la alegría”
por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan
conversión, es una paradoja. Sin duda, Dios no ama menos a los justos que al pecador
arrepentido; pero a este pecador Dios lo ha buscado, perseguido con su gracia, como el
pastor ha hecho con su oveja, y el resultado, la conversión, da a Dios una ocasión de
alegría que no le ofrecen los justos. Hasta se diría que, usándose aquí de un
antropomorfismo, “la fidelidad de los justos produce una alegría discreta, completamente
íntima; pero la conversión de los pecadores causa un alegría inmensa.
6. SOLICITUD Y GOZO DE DIOS POR LA CONVERSIÓN DE UN PECADOR
En la segunda parábola de la moneda perdida, dice que será la alegría entre los ángeles de
Dios por un pecador que haga penitencia. Con la misma finalidad de la solicitud y gozo de
Dios por la conversión de un pecador se expone por Cristo esta parábola. La descripción es
minuciosa, viva. La moneda de plata perdida es el dracma, que tenía un valor equivalente al
denario. La mujer barre y revuelve todo para encontrarla; en las casas pobres, el suelo era
de tierra pisada. Tal es el gozo de esta pobre mujer por aquella dracma que para ella le era
cosa tan preciada como para Dios el pecador convertido , que convoca a la vecindad
para que la feliciten y se alegren con ella.
Así habrá alegría “entre los ángeles de Dios” por un pecador que se convierta. Los “ángeles
de Dios” es una forma sinónima de la “alegría que hay en el cielo” de la parábola anterior. El
pecador convertido pertenece a la familia del cielo, y hay gozo cuando el pecador vuelve a
esta familia.
7. JESÚS PERDONA DE CORAZÓN, A TODO AQUEL QUE SE ARREPIENTE
Cristo ha venido a establecer y a instituir la gracia, el sabe de misericordia, ha venido a
reconciliarnos con el Padre, Jesús perdona de corazón, a todo aquel que se arrepiente, y
como sabemos el solo pide, no pecar mas. Pidámosle al Señor, contagiarnos de esa natural
inclinación a la bondad, a la compasión y a la misericordia que el tiene, y aprendamos de El,
que se sienta a comer con todos si discriminar a los hombres por su origen o por su faltas.
El es el único maestro del cual debemos aprender, al el debemos seguir y nosotros somos
todos hermanos iguales ante los ojos de Dios.
El Señor les Bendiga