Hijos del día
Ha muerto Steve Jobs. Cincuenta y seis años de vida. Una inteligencia
superior. Alguien que le cambia el rumbo a la historia. Supo potenciar,
multiplicar los talentos que Dios le ha dado y lo ha hecho en bien de los
demás poniendo la ciencia y la tecnología al servicio de la humanidad. En
cada uno de nosotros hay un Steve Jobs dormido, enterrado,
mezquinamente guardado.
Las lecturas de hoy despiertan en nosotros la conciencia de la
responsabilidad social y comunitaria. Nuestra fe no es para esconderla ni
para huir de los problemas reales que nos plantea el dolor de humanidad
por hambre, injusticia, exclusión…No podemos tapar el sol con las manos.
Ni hacer de la oscuridad la venda normal de nuestras conciencias.
Pablo nos dice que “somos hijos de la luz” e “hijos del día”. La luz y el día
en la biblia son signos de la novedad de Dios en nuestras vidas. Hombres y
mujeres nuevos creados en justicia, en verdad, en bondad…son dones que
no pueden esconderse, ni disimularse, ni perderse en satisfacciones
egoístas. Hay que desenterrar, desempolvar la valentía, la audacia en el
compromiso por construir una sociedad justa.
Hablamos hoy de una Iglesia toda ministerial. Una Iglesia que cuenta con el
protagonismo del laicado. Vale una pregunta: ¿Estamos seguros de que se
aprovechan todos los talentos, las cualidades, los dones que hay en cada
uno de nuestros hermanos y hermanas? La primera lectura nos hablaba de
las cualidades de la mujer ideal. Y ¿cualificamos de verdad tantas maravillas
en nuestras Iglesias?
Cochabamba 13.11.11
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com