DOMINGO/ 32/A 6 NOVIEMBRE 2011
Sabiduría 6,12-16
La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y
la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean.
Quien madruga por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta. Meditar en
ella es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de
preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen;
los aborda benigna por los caminos y les sale al paso en cada pensamiento.
Salmo responsorial: 62
R/Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, / mi alma está sedienta de ti; / mi
carne tiene ansia de ti, / como tierra reseca, agotada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario / viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu
gracia vale más que la vida, / te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos invocándote. / Me saciaré
como de enjundia y de manteca, / y mis labios te alabarán jubilosos. R.
En el lecho me acuerdo de ti / y velando medito en ti, / porque fuiste mi
auxilio, / y a la sombra de tus alas canto con júbilo. R.
1Tesalonicenses 4,13-18
Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os
aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y
resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los
llevará con él. Esto es lo que os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que
vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos.
Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la
trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer
lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la
nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor.
Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.
Mateo 25,1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Se parecerá el
reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar
al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las
lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de
aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se
despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las
necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos
apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante
para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis."
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron
con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las
otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo
aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."
COMENTARIOS
SABIDURÍA . El cap 6 del libro de la Sabiduría está dedicado a los
gobernantes de la tierra a quienes insta a adecuar su comportamiento a la verdad
divina que emana de la “sofía” a la que es capaz de acceder el hombre. La Sabiduría
o Sofía no es, por tanto, una doctrina, ni la clave segura de un recto y ordenado
proceder; en la Biblia, la Sabiduría es emanación, irradiación de Dios.
Para los pensadores clásicos, la Sofía era una realidad divina, identificada con
la razón universal, el ideal de virtud para el hombre que aspira al arte de vivir en
equilibrio. La puesta en práctica de esta virtud era la prudencia, la fronesis. Para el
sabio hebreo y griego a la vez, la Sofía es la irradiación de la Verdad eterna que es
Yahvé, a la que el hombre tiene acceso por medio de la Torah, pero también por
medio de la razón. La puesta en práctica de este destello de la Verdad es la vida
recta, justa y santa.
Para seguir hablando de ella, el autor necesita personificarla como si de una
amada se tratara. El hombre la busca y la encuentra, la piensa y le guarda vela, la
ve y la ama; la desea. Ella se da a conocer, se sienta a la puerta de casa, escapa
buscando a su amado, lo aborda en el camino le ocupa todos sus pensamientos.
Una vez más en la revelación, el lenguaje del amor se hace instrumento para hablar
de la necesidad que siente el hombre de Dios y Dios del hombre.
EVANGELIO . La explicación está dirigida únicamente a sus discípulos, en
privado, a raíz de una pregunta en torno al cuándo y a las señales del fin (Mt 24,3).
Podemos diferenciar dos grandes secciones en la respuesta del maestro: la primera,
emplaza hacia la actitud fundamental de la vigilancia; la segunda, está formada por
una serie de parábolas, entre las cuales se encuentra la lectura de este domingo,
que sucesivamente van a ilustrar ese concepto de vigilancia, su necesidad y su
contenido. Concluye toda la unidad con la solemne descripción del juicio de las
naciones.
La historia comienza con la presentación de los personajes. Ya desde el
principio el narrador encauza nuestra atención hacia dos frentes: por un lado, nos
sitúa ante un protagonista -el esposo- invisible de momento, pero en torno al cual
gira el devenir de los acontecimientos narrados; por otro lado, una cuadrilla de
doncellas en expectación son descritas en contraposición como necias-sensatas .
Posiblemente Mateo ha adaptado la parábola originaria a una cuestión
candente en su comunidad; la tardanza del esposo es equiparada con la demora de
la parusía para una iglesia que ha vivido con expectación su inminencia y comienza
a dar signos de cansancio.
Un grito en la noche introduce de nuevo la tensión en el relato. Solo importa
que el hecho de no estar preparadas en el momento decisivo las ha dejado fuera.
El ruego final Señor, señor, ábrenos con la contestación del novio desde
dentro es el punto culminante de la historia y nos remite al final del Sermón del
Monte: no todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos (Mt
7,21-23).
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de SAL TERRAE: HOMILÉTICA)