EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 19,41-44.
Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella,
diciendo: "¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero
ahora está oculto a tus ojos.
Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con
empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes.
Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra
sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por
Dios".
Comentario del Evangelio por
San Agustín (354-430) obispo de Hipona, doctor de la Iglesia
La Ciudad de Dios 14,28
«Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró»
Dos amores construyeron dos ciudades: el amor propio hasta el desprecio a
Dios hizo la ciudad terrena; el amor de Dios hasta el desprecio de si mismo, la
ciudad del cielo. La una se glorifica a sí misma, la otra se glorifica en el Señor. Una
busca la gloria que viene de los hombres (Jn 5,444), la otra tiene su gloria en Dios,
testigo de su conciencia. Una, hinchada de vana gloria, levanta la cabeza, la otra
dice a su Dios: «Tú eres mi gloria, me haces salir vencedor...» (cf Sal 3,4) En una,
los príncipes son dominados por la pasión de dominar sobre los hombres y sobre las
naciones conquistadas, en la otra todos son servidores del prójimo en la caridad,
los jefes velando por el bien de sus subordinados y éstos obedeciéndoles. La
primera, en la persona de los poderosos, se admira de su propia fuerza, la otra dice
a su Dios: «Te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.» (Sal 17,2)
En la primera, los sabios llevan una vida mundana, no buscando más que las
satisfacciones del cuerpo o del espíritu o las dos a la vez: «...habiendo conocido a
Dios, no lo han glorificado, ni le han dado gracias, sino que han puesto sus
pensamientos en cosas sin valor y se ha oscurecido su insensato corazón...han
cambiado la verdad de Dios por la mentira.» (cf Rm 1,21-25) En la ciudad de Dios,
en cambio, toda la sabiduría del hombre se encuentra en la piedad que da culto al
verdadero Dios, un culto legítimo y que espera como recompensa, en la comunión
de los santos, no solamente de los hombres sino también de los ángeles, «que Dios
sea todo en todos.» (1Cor 15,28)
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”