Frente a Dios, siempre somos deudores, nunca acreedores
2011-11-08
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apstoles: “¿Quién de ustedes, si tiene un siervo
que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo:
„Entra enseguida y ponte a comer‟? ¿No le dirá más bien: „Prepárame de comer y
disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú‟?”.
¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su
obligación?
Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mand, digan: „No
somos más que siervos; slo hemos hecho lo que teníamos que hacer‟”. Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Seor Jesús, Tú te hiciste hombre por mí, te hiciste nio, siervo, pobre, obediente…
que tu humildad le enseñe a mi corazón a ser manso y sencillo.
Petición
Te suplico toda tu gracia y misericordia para poder ser humilde en lo más profundo
de mi corazón para ser digno de presentarme ante Ti en esta oración.
Meditación
Frente a Dios, siempre somos deudores, nunca acreedores
«Jesús nos invita a ser humildes y pone el ejemplo de un siervo que ha trabajado
en el campo. Cuando regresa a casa, el patrón le pide que trabaje más. Según la
mentalidad del tiempo de Jesús, el patrón tenía pleno derecho a hacerlo. El siervo
debía al patrón una disponibilidad completa, y el patrón no se sentía obligado hacia
él por haber cumplido las órdenes recibidas. Jesús nos hace tomar conciencia de
que, frente a Dios, nos encontramos en una situación semejante: somos siervos de
Dios; no somos acreedores frente a él, sino que somos siempre deudores, porque a
él le debemos todo, porque todo es un don suyo. Aceptar y hacer su voluntad es la
actitud que debemos tener cada día, en cada momento de nuestra vida. Ante Dios
no debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un servicio y por
ello merece una gran recompensa. Esta es una falsa concepción que puede nacer
en todos, incluso en las personas que trabajan mucho al servicio del Señor, en la
Iglesia. En cambio, debemos ser conscientes de que, en realidad, no hacemos
nunca bastante por Dios. Debemos decir, como nos sugiere Jesús: “Somos siervos
inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”. Esta es una actitud de humildad
que nos pone verdaderamente en nuestro sitio y permite al Señor ser muy
generoso con nosotros» (Benedicto XVI, 3 de octubre de 2010).
Reflexión apostólica
«Todo progreso en el conocimiento y en la experiencia de Dios tiene relación con la
humildad. Cuanto más humilde sea una persona, tanto más podrá llenarse de Dios
y participar de su vida divina, pues en esto consiste la auténtica santidad. Sólo los
humildes pueden ser santos» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi ,
n. 179).
Propósito
Realizar actos de humildad durante el día, sin buscar atraer la atención.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por este momento de oración. Te pido perdón por todas las veces en
que he sido soberbio, por los días en los que me he alejado de Ti, por las ocasiones
en las que no he vivido la caridad. Te pido tu gracia para poder imprimir en mi
misión el amor, sello distintivo de tus discípulos y misioneros. Quiero hacer siempre
el bien por la palabra, las obras y mi testimonio, sabiendo que no soy yo el
protagonista, sino sólo un pobre y débil instrumento, que cobra fuerza y eficacia en
la medida en que te deje actuar.
«Tú, como Dios, conoces los caminos. No nos los reveles: actúa, golpea, Señor,
donde más duela. Que el sufrimiento nos enseñe a ser más humildes porque la
humildad es la primera condición para estar cerca de Ti y poseerte»
( Cristo al centro, n. 707).