EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Daniel 2,31-45.
Tú, rey, estabas mirando, y viste una gran estatua. Esa estatua, enorme y de un
brillo extraordinario, se alzaba delante de ti, y su aspecto era impresionante.
Su cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus
caderas, de bronce;
sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla.
Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera
ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los
pulverizó.
Entonces fueron pulverizados al mismo tiempo el hierro, la arcilla, el bronce, la
plata y el oro; fueron como la paja en la era durante el verano: el viento se los
llevó y no quedó ningún rastro. En cuanto a la piedra que había golpeado la
estatua, se convirtió en una gran montaña, y llenó toda la tierra.
Este fue el sueño; ahora diremos su interpretación en presencia del rey.
Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el
poder, la fuerza y la gloria;
él ha puesto en tus manos a los hombres, los animales del campo y las aves del
cielo, cualquiera sea el lugar donde habitan, y te ha hecho dominar sobre todos
ellos: por eso la cabeza de oro eres tú.
Después de ti surgirá otro reino inferior a ti, y luego aparecerá un tercer reino, que
será de bronce y dominará sobre toda la tierra.
Y un cuarto reino será duro como el hierro: así como el hierro tritura y pulveriza
todo - como el hierro que destroza - él los triturará y destrozará a todos ellos.
También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de
hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez de hierro,
conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla;
pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de arcilla, una
parte del reino será fuerte, y una parte frágil.
Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán
entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el
hierro no se mezcla con la arcilla.
Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será
destruido y cuya realeza no pasará a otro pueblo: él pulverizará y aniquilará a
todos esos reinos, y él mismo subsistirá para siempre,
porque tú has visto, que una piedra se desprendía de la montaña, sin la
intervención de ninguna mano, y ella pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la
plata y el oro. El Dios grande hace conocer al rey lo que va a suceder en adelante.
El sueño es cierto y su interpretación digna de fe".
Libro de Daniel 3,57.58.59.60.61.
Obras todas del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Cielos, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Aguas que estáis sobre los cielos, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo
eternamente.
Fuerzas todas del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Evangelio según San Lucas 21,5-11.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas
piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo
será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de
que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se
presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'.
No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que
esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también
fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Ccomentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo (v. 345-407), sacerdote en Antioquía, después obispo
de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la carta a los Romanos, n°24
«Cuando oigáis hablar de guerras y catátrofes, no temais»
Cuanto más se acerca el rey, hay que prepararse más. Cuanto más cercano es
el momento en que se le concederá el premio al combatiente, hay que combatir
mejor. Así que hagamos como en las carreras: cuando llega el final de la carrera,
cuando se acerca el fin, estimulemos con más ardor a los caballos. Por eso dijo San
Pablo: " Ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe.
La noche está avanzada, el día ya se acerca" (Rm 13,11-12).
Ya que la noche se acaba y el día aparece, hagamos las obras del día;
dejemos las obras de las tinieblas. Así como hacemos en esta vida: cuando vemos
que la noche deja paso a la aurora y que empieza el canto la golondrina, nos
despertamos los unos a otros, aunque todavía sea de noche... apresurándonos en
las tareas del día; nos vestimos dejando atrás el sueño, para que el sol nos
encuentre preparados. Lo que hicimos entonces, hagamoslo ahora: sacudamos la
modorra, arranquemos los sueños de la vida presente, salgamos de nuestro sueño
profundo y revistámonos con el traje de la virtud. Esto es lo que el apóstol nos dice
claramente: " Rechacemos las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas
de la luz" (v. 12). Ya que el día nos llama a la batalla, en el combate.
¡No os alarméis al oír estas palabras de combate y lucha! Si revestirse de una
armadura pesada es doloroso, en cambio es deseable revestirse de una armadura
espiritual, porque es una armadura de luz. Así brillarás con un resplandor mayor
que el del sol, y brillando con un intenso resplandor, estarás segura, porque estas
son las armas..., las armas de la luz. Entonces, ¿estamos dispensados de luchar?
¡No! Hay que combatir, pero sin llegar al cansancio y sin pesadumbre. Ya que esto
es menos que una guerra, a la que se nos invita, como una fiesta y una
celebración.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”