EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 21,20-28.
Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.
Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de
la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.
Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá
cumplirse.
¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será
grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.
Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y
Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos
llegue a su cumplimiento.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos
serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los
astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de
gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está
por llegarles la liberación".
Comentario del Evangelio por:
Homilía Griega del siglo IV
Sobre la Pascua, 44-48; PG 59, 743; SC 27 (inspirada en una homilía
perdida de San Hipólito)
La victoria del Hijo del hombre, que vino y que viene
¿Qué es el advenimiento de Cristo? La liberación de la esclavitud y la
desestimación del antiguo contrato, el comienzo de la libertad y el honor de la
adopción, la fuente de la remisión de los pecados y la vida verdaderamente
inmortal para todos.
Como el Verbo, la Palabra de Dios, nos viene de lo alto, tiranizados por la muerte,
disueltos, atados por los lazos de la caída, llevados por un camino sin retorno, vino
para tomar la naturaleza de Adam, el primer hombre, según el designio del Padre.
No les confió a ángeles ni a arcángeles la tarea de nuestra salvación, sino Él mismo
tomó sobre sí el combate por nosotros, obedeciendo las órdenes del Padre...
Recogiendo y recapitulando en Él toda la grandeza de su divinidad, vino a la medida
que quiso... por el poder del Padre no perdió lo que tenía, pero tomando lo que no
tenía, llegó a ser tal, que se convirtió en un ser limitado...
Mira que es el Señor: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha" (Sal
109,1)... Ve que es el Hijo: "Él me llamará Padre, y yo lo haré mi Hijo" (Salmo
88,27-28) ... Observa que también es Dios: "Los poderosos vendrán y se postrarán
ante ti; te rogarán, porque tú eres su Dios" (Isaías 45,14) ...
Mira que es el Rey eterno: "Cetro de justicia, es tu cetro real... Dios, tu Dios te ha
ungido con óleo sagrado "(Salmo 44,7-8)... Ve que es el Señor de los ejércitos,
"¿Quién es este Rey de gloria? El Señor de los ejercitos, Él es el Rey de gloria " (Sal
23,8)... También vemos que es el Sumo y Eterno Sacerdote, "Tú eres sacerdote
para siempre" (Salmo 109,4). Pero si él es Señor y Dios, Hijo y Rey, Señor y sumo
y eterno sacerdote, y porque ha querido, "también es hombre: ¿quién lo
comprenderá?"(Jer 17,9 LXX)...
Como Dios y como hombre, Jesús vino a nuestra casa... Se revistió de nuestro
cuerpo miserable y caduco... y se hizo cargo de nuestro cuerpo con sus
enfermedades, y las curó con su poder, para que se cumpliera la palabra: "Yo soy
el Señor... te cogeré de la mano derecha y te fortaleceré... Yo soy el Señor, este es
mi nombre... Y el último enemigo, la muerte, será destruida... Muerte, ¿dónde está
tu aguijón? "(Is 42,6; 1 Cor 15,26.55).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”