Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario Ciclo A
Padre Emilio Betancur Múnera
CONFIANZA A LARGO PLAZO
La primera lectura del Domingo pasado nos hablaba de la sabiduría, a la que se
dedican en el libro de los Proverbios nueve (9) capítulos, hoy se nos concreta y
amplía en el concepto de sabiduría con un elogio de la mujer y lo hace
públicamente por el éxito de su trabajo: “Reconozcan el fruto de su trabajo y en la
plaza pública que sea alabada por su actividad” (Prov 31,31).
Este texto, prov 31,1-31, es un retrato de la sabiduría que se hace mujer, o una
obra maestra de una mujer que Dios ha llenado de sabiduría como el sueño que
Dios tiene sobre la humanidad.
Este es un poema alefático (alef - tau) son la primera y última letra del alefato
hebreo. Nuestro abecedario va de la A a la Z.
Los libros sapienciales hacen hermosos elogios de la mujer (Prov 12, 25,8; 26, 1,
17, 36,29-30), y que decir de cantar de los cantares que es un poema del amado
por su amada.
El poema de la creación (Gn 1) reeditado por los sacerdotes en Babilonia dice:
“Dios cre al hombre a su imagen y semejanza, marido y mujer los cre (Gn 1,27).
El capítulo 2 que es el más antiguo la describe igual al hombre “hueso de sus
huesos y carne de su carne” (Gn 2, 23), ambos llevan el mismo nombre ish
(masculino) ishah (femenino), estos nombres dicen de la similitud de los dos y lo
particular de cada uno, con razn Yahveh agrega: “No es bueno que el hombre este
solo (así el hombre no puede ser feliz), yo quiero darle una compañía que sea igual
a él” (Gn 2,18).
El texto cuenta luego la perdida de comunión entre ambos por la falta de confianza
y diálogo todo término por la seduccin del poder para domar al otro: “tendrás
ansia de tu marido y él te domará (Gn 3,16). Cuando se escribió este texto hacia el
año 100 A.C la experiencia de las parejas ya lo habían confirmado y verificado por
mucho tiempo.
ACCEDER A LA FELICIDAD
El libro de los proverbios tiene una misión reconciliadora de la mujer, la encuentra
hacendosa en su hogar, procurando bienes y no males, participando en actividades
comerciales y obras sociales.
“Es digna de pagar del fruto de sus trabajos, abre sus manos al pobre y los tiende
al desvalido”. Para los proverbios las dos grandes felicidades de la mujer son el
amor a Dios y la alegría que crea con el trabajo humilde.
El salmo 127 (128) confirma que el hombre ha sido creado para ser feliz, es esto lo
único que cuenta, es la evidencia que como corriente de agua invade toda la Biblia.
Así quería compartir Moisés la felicidad de la misin con su hermano: “ven con
nosotros y te haremos sentir la felicidad que el seor ha prometido a Israel” (Num
10,29).
En términos de felicidad fue también la promesa hecha por Dios a Abraham: la
tierra, la descendencia, el líder, basta con saber que desde Abraham hasta nosotros
la palabra “bendicin” es sinnimo de felicidad, “en ti serán bendecidos todas las
familias de la tierra” (Gn 12,3). Todas las naciones de la tierra podemos acceder
en los promesas de Abram a la felicidad ¡nos puede ocurrir algo mejor!, nadie
debería equivocarse en ser feliz, ¡quien pierde un examen sabiendo por anticipado
los puntos, y si el examen es final, con mayor razón! El evangelio de hoy es la
anticipación del criterio, los puntos del examen, juicio final, de nuestra historia
personal en relación a los talentos recibidos: Dos fueron los siervos fieles y felices,
uno fue inútil por improductivo. Así Jesús en el momento de dejar este mundo
confía a sus fieles su patrimonio para que se le rindan cuentas a su retorno:
“Dichoso el que teme (ama) al Seor y sigue sus caminos, comerá del fruto de su
trabajo, será dichoso, le irá bien. Su mujer como vid fecunda, en medio de su
casa, sus hijos como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. Esta es la
bendicin (felicidad) del hombre que teme al Seor. “Que el Seor te bendiga (te
haga feliz de Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida
(Sal 27).
TALENTOS Y FELICIDAD
La felicidad que da tener el amor de Dios en el corazón (E. Santo) tendrá una etapa
de cumplimiento final con la segunda venida del Señor cuando se cumplan todas las
promesas del amor de Dios. “El Seor no se retrasa en cumplir su promesa, como
algunos piensan, sino que tiene paciencia con quienes creen no podrán ser felices,
pues no quiere que nadie deje de ser feliz o se pierda, sino que todos se conviertan
(a la felicidad). Pablo llama el día culmen de la felicidad “día del Seor”.
Ese día no nos tomará por sorpresa, como un ladrón, si no vivimos en las tinieblas
sino que somos hijos de la luz del día, no de la noche y las tinieblas. Por tanto no
vivamos dormidos como los males (los no felices), mantengámonos despiertos y
vivamos sobriamente (segunda lectura).
La parábola del evangelio nos indica que tenemos una tarea para cumplir en esta
vigilia que llamamos vida. Hagamos lo mejor, que es el bien, en este plazo que se
nos concedió.
El Espíritu es quien nos hace hijos de la luz y del día, pero el día del Señor es
cuando todos seamos hijos de la luz. La parábola de los talentos (Evangelio) es
para mantenernos en la luz (la felicidad).
Lo que el Señor nos pide es no ir a enterrar los talentos en la tierra dado que es
mucha la suma confiada para ser felices. El miedo a Dios (el hombres que sale de
viaje a tierras lejanas) es el mayor obstáculo para multiplicar los dones que nos son
confiados en orden a la felicidad.
El Señor ha sido ecuánime con todos nosotros porque nos ha confiado de acuerdo a
las capacidades, lo que le interesa por bien nuestro, es que produzcamos más de
lo que se nos confía.
La confianza no es para culpabilizar por lo no hecho, tanto es así que a los dos
primeros siervos no les exige en detalle sino que los felicita porque han entrado en
su proyecto de felicidad llamado “Reino”.
TIEMPO PARA RESPONDER
La confianza de Dios es a largo plazo porque el hombre (Dios) sale de viaje a
tierras lejanas, hay tiempo para tomar la iniciativa incluso para correr riesgos que
como ocurre con los dos primeros servidores para redoblar el dinero. El tercero por
temor a un Dios exigente no arriesgó nada, en estos términos la parábola felicita a
quienes arriesgan y no al que pasa por prudente.
Los dos primeros servidores fueron dignos de gran confianza por la cuenta enorme
que se les encomendó. Aún es mayor todo cuanto se le ha confiado a la Iglesia y a
nosotros los discípulos (laicos y sacerdotes) el tesoro de la Palabra de Dios.
Recordemos que hemos sido llamados para dar fruto en abundancia y que
permanezca. No podemos tener temor como el tercer servidor porque “quien teme
no está en el amor” (1 Jn 4,18).
A todo lo largo del Evangelio de Mateo Jesús se ha puesto del lado de los pobres
rechazando las instituciones judías de carácter agresivo.
En algún momento (19,16-22) había pedido al joven rico que vendiera sus bienes
para dárselos a los pobres, buscando una sociedad más equitativa. Jesús siempre
pensó que los recursos económicos eran limitados. La acumulación de bienes sólo
sirve para privar a otros de lo que les corresponde.
Así entonces los dos primeros siervos de nuestro evangelio pudieron ser
recriminados por su codicia mientras que el tercer debió haber sido felicitado por no
acrecentar la fortuna del dueño. Pero no. Aquí el juicio comienza con la
justificación de los que han sido fieles. Han sido fieles porque han llevado a cabo la
tarea confiada y se han comportado como siervos. Su comportamiento imita a Dios
que es bueno, contrastando con la elite religiosa que no hacen lo que Dios quiere.
Con el tercer siervo se pasa a la condena, de la felicidad a la reprobación a la
pérdida definitiva por oponerse a los planes de Dios, con esta advertencia: “Porque
a todo el que tiene (felicidad) para cumplir la tarea encomendada por el Señor, mas
(responsabilidad) se le dará y andará sobrado; pero al que no tiene (que mostrar
resultados con los talentos recibidos y aun lo que tiene le será quitado (por Dios)”.
PRIMERA LECTURA
Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida.
Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos.
Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca.
Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
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Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: 1a)
R. Dichoso el que teme al Señor.
v Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu
trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.
v Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos
de olivo, alrededor de tu mesa. R.
v Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga
desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
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SEGUNDA LECTURA
Primera Tesalonicenses 5, 1-6
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os
escriba.
Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche.
Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá
la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda
como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la
noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
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Aleluya Jn 15, 4a. 5b
Permaneced en mi, y yo en vosotros -dice el Señor-; el que permanece en mí da
fruto abundante.
EVANGELIO
Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
-«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus
bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual
según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco.
El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno
hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar
las cuentas con ellos.
Se acercó el que habla recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré
un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Se acercó luego el que habla recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me
dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado
fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al
banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que
eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve
miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias
que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues deblas haber puesto
mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los
intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le
dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar
de dientes."