COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones radiales de Monseñor Rubén Oscar Frassia
Domingo 13 de noviembre de 2011 – 33º durante el año
JORNADA NACIONAL DEL ENFERMO
Evangelio según San Mateo 25, 14-30 (ciclo A)
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “el Reino de los cielos es como un
hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes.
A uno le dio cinco talentos, a otro dos y uno solo a un tercero; a cada uno
según su capacidad y después partió. En seguida, el que había recibido
cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco; de la misma
manera el que recibió dos, ganó otros dos; pero el que recibió uno solo hizo
un poso y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo llegó el
señor y arregló las cuentas con sus servidores.
El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco
diciéndole “seor, me has confiado cinco talentos, aquí están los otros cinco
que he ganado”. “Está bien servidor bueno y fiel -le dijo su señor- ya que
respondiste fielmente en lo poco te encargaré mucho más; entra participar
del gozo de tu seor”
Lleg luego el que había recibido dos talentos y le dijo: “seor, me has
confiado dos talentos, aquí están los otros dos que he ganado.” “Está bien
servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco te encargaré
mucho más; entra participar del gozo de tu seor”
Lleg luego el que había recibido un solo talento y le dijo: “seor, se que
eres un hombre exigente, cosechas donde no has sembrado y recoges
donde no has esparcido; por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento, aquí
tienes lo tuyo”, pero el seor le respondi: “servidor malo y perezoso, si
sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido,
tendrías que haber colocado el dinero en el banco y así, a mi regreso, lo
hubiera recuperado con intereses; ¡quítenle el talento para dárselo al que
tiene diez!, porque a quien tiene se le dará y tendrá de más, pero al que no
tiene, se le quitará aún lo que tiene; ¡echen afuera, a las tinieblas, a este
servidor inútil, allí habrá llantos y rechinar de dientes!”
“Por cada don recibido, una respuesta responsable.”
Algunas breves consideraciones sobre esta parábola de los talentos, que es
extraordinaria por su simpleza, por su contenido, por su mensaje. En primer
lugar, saber que todos nosotros somos administradores; en segundo lugar
que hemos recibido un don, recibimos unos talentos, según y de acuerdo a
nuestra propia capacidad y cada uno debe responder tal como es, con su
historia, con su formación, con lo que supo acuñar y trabajar en su vida.
Como somos administradores, y la vida se nos ha dado, tenemos que rendir
cuentas y multiplicar lo recibido, en frutos y en obras. Aquí está el esfuerzo,
el trabajo, el sacrificio, la responsabilidad. En la vida no se logra nada si no
hay responsabilidad, si no hay trabajo y está faltando, en esta sociedad, la
cultura del trabajo; la dignidad de cada persona que tiene que trabajar para
poder desarrollar su propia personalidad y para que, por medio del trabajo,
pueda obtener dignamente su pan.
¡Es muy importante recuperar la dignidad que da la cultura del trabajo, algo
que hace tiempo se está debilitando y perdiendo! Y en ella lo que significa el
esfuerzo y el sacrificio, dos realidades muy importantes.
Yo tengo que responder por mí, no puedo responder por el otro; pero cada
uno sabe lo que ha recibido y cada uno sabe lo que tiene que responder. De
ahí que en lo suyo tiene que dar lo mejor, lo máximo: en su vida, con su
familia, con su realidad, con sus hijos, con su trabajo, con su esfuerzo, con
los valores.
Todas estas cosas son las que construyen una especie de civilización nueva,
de una novedad nueva. De la otra manera uno va hacia el deterioro, a la
infidelidad, a la negación de su propio crecimiento y de su propio desarrollo.
Cada uno ha recibido y cada uno tiene que responder responsablemente.
Escuchemos bien para responder bien
Que el Señor los bendiga, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.