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XXXIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Martes
Lucas 19, 1-10
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido ”. A
Zaqueo nada le faltaba. Gracias a su riqueza, todo lo tenía a su alcance. Aún así
abandona sus comodidades para ver al Señor Jesús que pasaba por su pueblo. Su
deseo es tan fuerte que olvida su rango y jerarquía: «Corrió más adelante y se
subió a una higuera, para verlo».
El Señor, que conoce los corazones, sale a su encuentro, levanta la mirada y le
dice: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». En el
encuentro con el Señor, Zaqueo halla a Aquel único que puede saciar su sed de
Infinito, de felicidad, y se convierte a Él.
La conversión de Zaqueo permite al Señor dar a conocer a todos la razón de
su comportamiento, que tan escandaloso había resultado para muchos: «el Hijo del
hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». Pues bien, el Hijo no
ha venido para juzgar sino para salvar y para dar la vida que hay en él. Es por el
rechazo de la gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a sí mismo; es
retribuido según sus obras y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el
Espíritu de amor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)