EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
San Andrés, apóstol - Fiesta (30 de Noviembre)
Carta de San Pablo a los Romanos 10,9-18.
Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que
Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para
obtener la salvación.
Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo
Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él?
¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos
son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en
nuestra predicación?
La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la
Palabra de Cristo.
Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se
extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
Salmo 19(18),2-3.4-5.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. Allí
puso una carpa para el sol,
Evangelio según San Mateo 4,18-22.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón,
llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran
pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y
a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las
redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Comentario del Evangelio por
Liturgia bizantina
Vísperas del 30 de Noviembre
«Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres»
Cuando has oído la voz del Precursor... cuando el Verbo se hizo carne y trajo
la Buena Nueva de salvación a la tierra, tu le seguiste a su casa ofreciéndote a ti
mismo como primicia; como primera ofrenda a Aquel que acabas de conocer, y lo
muestras a tu hermano como nuestro Dios (Juan 1:35-41): pidiéndole que salve e
ilumine vuestras almas...
Tú abandonas la pesca de peces, por la pesca de los hombres, con la caña de
la predicación y el anzuelo de la fe. Has alejado a todos los pueblos del abismo del
error, Andrés, hermano del jefe del coro de los Apóstoles, cuya voz suena para
instruir a todo el mundo. Ven a iluminar a los que celebran tu dulce recuerdo, a
aquellos que están en las tinieblas
Andrés, el primero de entre tus discípulos, Señor, llamado a imitar tu pasión,
y también tu muerte. Por tu cruz ha sacado del abismo de la ignorancia a los que se
pierden otra vez, para traerlos a ti. Por eso te que cantamos, Señor de bondad: por
su intercesión, da la paz a nuestras almas...
Alégrate, Andrés, que pregonas por todas partes la gloria de nuestro Dios,
(Sal 18,2). Tú el primero, has respondido a la llamada de Cristo y has llegado a ser
su íntimo compañero, imitando su bondad, reflejas su claridad en los que moran en
las tinieblas . Por eso celebramos tu festividad y cantamos: "A toda la tierra alcanza
su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje» (Sal 18,5).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”