Comentario al evangelio del Jueves 24 de Noviembre del 2011
Queridos Amigos:
A simple vista parece contradictoria la prédica de Jesús. Ayer animaba a sus discípulos a permanecer
fieles y no preparar defensas frente a las persecuciones porque Dios pondría las palabras apropiadas en
sus bocas. Hoy, les recomienda que -cuando la ciudad sea sitiada- huyan de ella y se refugien en los
montes. Toda una descripción de situaciones de destrucción y desgracias.
Cuando nos acercamos a pasajes evangélicos de este tipo, creo que es muy recomendable situarnos en
la “comprensión” de Dios por el pueblo israelita. Entre sus nombres más significativas de Él, se
encuentran los siguientes: Dios liberador, Dios de la Historia, Dios creador, Dios fiel…
De todos, me gustaría fijarme en los dos primeros ya que se hallan al final de las palabras de Jesús. El
texto pertenece al género apocalíptico, con el que en estos días nos encontramos: no es género
aterrador como a veces se piensa y como usamos nosotros la palabra “apocalíptico”, sino todo lo
contrario; surgió como instrumento de consolación cuando el pueblo pasa por situaciones de gran
apuro. Quizá por eso Jesús las utiliza con naturalidad; porque sabe que, quienes le escuchan, sabrán
captar el mensaje. Pero, a nosotros ¿qué pueden decirnos esas palabras hoy?
Dios liberador. Primero: ¿es para nosotros Dios liberador? Si es así ¿creemos necesitar liberación de su
parte? ¿de qué cosas o situaciones haría falta que nos liberase?... Y más interrogantes que pueden venir
a cada uno de nosotros…en la intimidad con Él, seguro tendrán respuesta.
Dios de la Historia. Generalmente, debido a la idea de que Dios es omnipotente, omnipresente,
omnisciente,…etc. (y no deja de serlo), tendemos a sentirle como un ser lejano. Sin embargo, -como ya
nos ha manifestado Jesús- Dios se implica en la historia humana y en la de cada ser humano en
particular. Los grandes acontecimientos ocurren a diario en el anonimato. “Cada vida nueva es señal de
que Dios no se ha olvidado de los hombres”.
Agradezcamos al Señor su presencia y su acción en lo cotidiano de nuestra vida.
Silvia Ugarte