EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas,
proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y
dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como
ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son
pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus
impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a
los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
Comentario del Evangelio por
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
7º Sermón de Adviento
«Viendo a la muchedumbre, sintió compasión de ellos porque estaban
fatigados y abatidos»
Al celebrar devotamente el adviento del Señor, no hacemos más que lo que
debemos hacer; puesto que no viene sólo a nosotros, sino también por nosotros;
aquel soberano Rey, que no tiene necesidad de nuestros bienes, verdaderamente la
misma grandeza de su dignidad, manifiesta con mayor claridad, lo grande de
nuestra necesidad. No sólo se conoce el peligro de la enfermedad, por el precio de
la medicina, sino que también se conoce la multitud de achaques, por la abundancia
de los remedios.
Por eso es necesario del advenimiento del Señor, por eso es necesaria a los
hombres así oprimidos, la presencia de Cristo, y ojalá de tal modo venga, que por
su copiosísima dignación, habitando en nosotros por la fe, ilumine nuestra ceguera;
permaneciendo con nosotros, ayude nuestra debilidad, y estando por nosotros,
proteja y defienda nuestra fragilidad. Porque, si él está en nosotros ¿quién nos
engañará?, si está con nosotros ¿qué no podremos en el Señor, que nos conforta?
Él es el consejero fiel que de ningún modo puede ser engañado, ni engañar, fuerte
auxilio, que no se cansará... Es la sabiduría de Dios, la fuerza misma de Dios (1 Co
1,24)... A este tan gran Maestro, hermanos míos, recurramos en toda deliberación,
esta poderosa ayuda invoquemos en toda decisión, a este protector tan fiel
encomendemos nuestras almas en todos los combates, el cual vino al mundo, para
que habitando en los hombres, con los hombres y por los hombres, se iluminasen
nuestras tinieblas, y se suavizasen nuestros trabajos, y se apartasen nuestros
peligros.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”