EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
II Domingo de Adviento B
Libro de Isaías 40,1-5.9-11.
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios!
Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha
cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble
castigo por todos sus pecados.
Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la
estepa un sendero para nuestro Dios!
¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las
quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies!
Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente,
porque ha hablado la boca del Señor.
Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con
fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a
las ciudades de Judá: "¡Aquí está su Dios!".
Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su
victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.
Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su
pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.
Salmo 85(84),9ab-10.11-12.13-14.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su
pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su
pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
Epístola II Carta de San Pedro 3,8-14.
Pero ustedes, queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día
es como mil años y mil años como un día.
El señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino
que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que
todos se conviertan.
Sin embargo, el Día del Señor, llegará como un ladrón, y ese día, los cielos
desaparecerán estrepitosamente; los elementos serán desintegrados por el fuego, y
la tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida.
Ya que todas las cosas se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe
ser la conducta de ustedes,
esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los
cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego.
Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y
una tierra nueva donde habitará la justicia.
Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera
que él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche.
Evangelio según San Marcos 1,1-8.
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero
delante de ti para prepararte el camino.
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos,
así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de
conversión para el perdón de los pecados.
Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se
hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se
alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:
"Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de
ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias.
Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo".
Comentario del Evangelio por
Homilía atribuida a san Gregorio Taumaturgo (v. 213 – v. 270), obispo
Homilía sobre la santa Teofanía, 4; PG 10, 1181
«No soy digno de desatarle las sandalias»
[Jesús fue a Juan para que lo bautizara. Juan dijo: ¡soy yo quien tengo que
ser bautizado por ti! (Mt 3,3.14).] En tu presencia, Señor, no me puedo callar,
porque «yo soy la voz, y la voz del que clama en el desierto: preparad el camino
del Señor. Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y tú vienes a mí?» (Mt
3,3.14).
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era
Dios (Juan 1,1) ; eres el reflejo resplandeciente de la gloria del Padre, la expresión
perfecta del Padre(He 1,3); eres la verdadera luz que ilumina el mundo(Jn 1,9); tú
que aunque estabas en el mundo, viniste donde ya estabas; tú que te hiciste carne,
pero que habitas en nosotros(Jn 1,14; 14,23) y que te mostraste a tus siervos en
condición de siervo(Fil 2,7); tú que uniste la tierra y el cielo con tu santo nombre
como puente; ¿Eres tú quien vienes a mi?¿Tú que eres tan poderoso en
comparación a mi pobreza? El rey hacia el servidor, el Señor hacia el servidor...
"Yo sé cuál es el abismo entre la tierra y el Creador». Cuál la diferencia entre
el barro de la tierra y el que la ha modelado (Gen 2,7). Yo sé que tú eres el sol de
justicia mayor que yo, que soy la lámpara de tu gracia (Mt 3,20 y Jn 5,35). Y
mientras estás cubierto por la nube de tu cuerpo puro, yo, sin embargo, reconozco
mi condición de siervo, que proclama tu gloria. "Yo no soy digno de desatar la
correa de tus sandalias." ¿Y cómo me atrevo a tocar tu cabeza? Cómo extenderé la
mano sobre ti, »que has extendido los cielos como una tienda de campaña" y que
has afianzado «las aguas sobre la tierra" (Salmo 103,2, 135,6) ... ¿Qué oración voy
a hacer sobre ti, que acoges las oraciones de aquellos que te ignoran?
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”