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XXXIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Martes
Lucas 21, 5-11
No quedará piedra sobre piedra ”. Esta dura e inesperada predicción la lanza
el Seor en el contexto de su ya prxima Pascua. En efecto, “su hora”, el momento
de su Pasión, Muerte y Resurrección, se hallaba ya cercano. No es de sorprender,
pues, que el pensamiento del Señor estuviera puesto en las cosas que habían de
venir .
San Ambrosio dice que “Era muy cierto que había de ser destruido el templo
construido por los hombres; porque nada hay de lo hecho por los hombres que no
sea destruido por la vejez, o derribado por la fuerza, o consumido por el fuego. Sin
embargo, hay otro templo, a saber, la sinagoga, cuya obra antigua se destruyó al
levantarse la Iglesia. También hay un templo en cada uno de nosotros, que se
destruye cuando falta la fe y principalmente cuando alguno invoca en falso el
nombre de Jesucristo, lo que violenta su conciencia”.
Jesús anunció, no obstante, en el umbral de su Pasión, la ruina de ese
espléndido edificio del cual no quedará piedra sobre piedra. Hay aquí un anuncio de
una señal de los últimos tiempos que se van a abrir con su propia Pascua. Pero esta
profecía pudo ser deformada por falsos testigos en su interrogatorio en casa del
sumo sacerdote y serle reprochada como injuriosa cuando estaba clavado en la cruz
(CIgC 585).
Finalmente advierte el Señor a sus discípulos que antes de sobrevenir el fin del
mundo sufrirán una fuerte persecución por causa de su Nombre. La perseverancia
será decisiva en medio de las duras pruebas: «Gracias a la constancia salvarán sus
vidas». El hecho de ser cristianos nos exige la fe y la esperanza; pero, para que
esta fe y esta esperanza puedan obtener su fruto, nos es necesaria la paciencia.
Pues nosotros no buscamos la gloria presente, sino la futura... La esperanza y la
paciencia son necesarias para llevar a buen término lo que hemos empezado, y
para alcanzar lo que esperamos y creemos apoyados en la promesa divina.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)