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XXXIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Miércoles
Lucas 21, 12-19
Todos los odiarán a ustedes por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su
cabeza perecerá” . Ser cristiano o cristiana en el mundo de hoy no es cosa fácil.
Quienes quieren ser de Cristo, quienes optan por tomar en serio sus enseñanzas y
buscan instaurarlo todo en Él, experimentan inmediatamente la oposición, la burla,
el desprecio, el rechazo o la persecución no sólo de los enemigos de Cristo, sino
incluso de amigos y familiares.
La presión recibida por los cristianos para que se acomoden al estilo de vida
mundana que “todos” llevan es fuerte y persistente, más aún cuando se busca ser
coherente. Un cristiano así será perseguido, pues «es un reproche de nuestros
criterios, su sola presencia nos es insufrible, lleva una vida distinta de todas»
( Sab 2,14-15).
San Cipriano: “Éste es el precepto de nuestro Seor y Maestro: El que
persevere hasta el fin se salvará… Es necesario, hermanos muy queridos, tener
paciencia y perseverar, para que, después de haber sido admitidos a la esperanza
de la verdad y de la libertad, podamos alcanzar esa misma verdad y libertad;
porque el hecho de ser cristianos nos exige la fe y la esperanza; pero, para que
esta fe y esta esperanza puedan obtener su fruto, nos es necesaria la paciencia.
Pues nosotros no buscamos la gloria presente, sino la futura... La esperanza y la
paciencia son necesarias para llevar a buen término lo que hemos empezado, y
para alcanzar lo que esperamos y creemos apoyados en la promesa divina”.
Pero no olvidemos que no se perderá ni un solo cabello de nuestra cabeza en
esta lucha por ser signo y transparencia de Jesús, en nuestro mundo en el que
vivimos. “Con su paciencia compraremos (la salvacin) de nuestras almas” (Lc 21,
12-19). Y Jesús dice también: “Esto se lo he dicho para que tengan paz en mí; en
el mundo han de tener tribulacin; pero confíen: yo he vencido al mundo” (Jn 15,
18-21).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)