“oren incesantemente”
Lc 21, 34-36
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. ESTÉN PREVENIDOS Y OREN INCESANTEMENTE
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida y nos deja una recomendación, velen
pues, en todo tiempo, es decir vigilen siempre, cuídense constantemente, guarden sin
descanso, atiendan en todo momento. Del mismo modo nos dejo dicho: “Estén prevenidos y
oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que hade ocurrir. Así podrán
comparecer seguros ante el Hijo del hombre”. Esto es, roguemos para no nos suceda nada
malo, y hemos de pedir para impedir lo que ha de venir, todo esto porque el no ama y
entonces nos advierte para que nos protejamos.
2. NO NOS DEJEMOS SORPRENDER
En efecto, el Señor quiere que tengamos cuidado, que no nos dejemos sorprender,
especialmente por las desproporciones y luego nos pide que estemos prevenidos, es decir
avisados, pero dentro de todo esto, Jesús le da mucha importancia a la oración, y nos dice
que oremos incesantemente, es decir primero nos advierte en contra de los males y luego
nos dice como ponerle remedio.
Lo que Jesús nos pide es que nos alejemos de los males y que seamos serios, decorosos,
como también comedidos al hablar y al actuar en todo, es decir seamos moderados y
utilicemos los regalos de la virtud de la templanza, y que por nuestro bien estemos
vigilantes. Pero al decir cuidado, también nos dice que somos nosotros los responsables de
nuestra conducta, es decir a nosotros nos compete cuidarnos.
3. HAY MUCHOS EXCESOS E IMPRUDENCIAS QUE HACEN VACILAR LA FE
Si miramos a nuestro alrededor, sabemos que hay muchos excesos e imprudencias que
hacen vacilar la fe y nos inducen o nos provocan, por esos nos dice que no nos dejemos
aturdir. Aturdirse, es confundirse y desconectarse de la realidad como cristianos, es también
pasar de la luz a la oscuridad. No dejarse aturdir, es no dejarse confundir y no
desconectarse de nuestra forma de ser de cristianos cuidando de caer en excesos.
4. CUIDEMOS ESTE TIEMPO DE ESPERA
Jesús nos dice: “Para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa,
porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.”
Jesús ha de venir, pero no nos ha dicho cuando, pero el día que venga, vendrá de
improviso. A muchos no sorprenderá, y no va a ser bueno si estamos llevando una vida
descuidada y perezosa. Pero a los que estén practicando una vida laboriosa y trabajando
para el bien, esto es, no estemos haciendo una vida ociosa, habrá reconocimiento.
Cuidemos este tiempo de espera, no nos dejemos caer en tentaciones, en la comodidad, en
el placer mundano. Es decir que las cosas temporales no nos hagan descuidar las
espirituales.
5. NO PODEMOS PRESCINDIR DE LAS COSAS ESPIRITUALES
Oigamos a Jesús cuando nos dice: “Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar
a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del
hombre”
Así como muchas cosas nos son necesarias para vivir y no podemos prescindir de ella
como los alimentos, tampoco podemos prescindir de las cosas espirituales, estas son aún
más necesarias. Si no nos alimentamos nuestro cuerpo desfallece, si no rezamos,
desfallece el alma.
Si bien es cierto, que trabajar para vivir, es una obligación, no es menos cierto que como
cristianos orar también lo es. Pero trabajar sin fe es desalentador y trabajar con una oración
en los labios aumenta la eficacia.
6. ASÍ PODRÁN COMPARECER SEGUROS ANTE EL HIJO DEL HOMBRE
El sentido de esta vigilia constante, en rectitud de vida y oración, es a fin de evitar todo esto
que ha de venir, y comparecer ante el Hijo del Hombre con dignidad.
Cuando Jesús vaticinó la catástrofe sobre Jerusalén, los que estuvieron prevenidos, con la
oración pudieron lograr marcharse a tiempo de Jerusalén ateniéndose a las palabras del
Señor, y otros obtuvieron una salvación de su vida y fe aun dentro de los horrores de aquel
asedio. Así protegidos por Dios, ellos comparecerían moralmente dignos, ante esta “venida”
del Hijo del hombre. Pues todo esto pasará a “esta generación” (v.32).
7. JESÚS NO DEJA NUNCA DE ORAR
Jesús nos dice oren incesantemente y en los evangelios siempre lo encontramos a Jesús
orando, especialmente ante los acontecimientos más importantes de su vida. Jesús ora
cuando Juan lo bautiza, Jesús pasó la noche orando en la montaña antes de elegir a los
Apóstoles, mientras Jesús oraba en el Monte, se transfiguró, antes de enseñar a los
Apóstoles el Padrenuestro, Jesús estuvo orando, antes de comenzar su misión ayunará y
orará cuarenta días en el desierto, es decir en los evangelios encontramos muchos
versículos que nos hablan de un Cristo orante, así es como mandó a los discípulos subir en
la barca y precederle a la otra orilla, mientras El despedía a la muchedumbre y una vez que
la despidió, subió a un monte apartado para orar. Y mandando a la muchedumbre que se
recostara sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces y, alzando los ojos al cielo,
bendijo y partió los panes y se los dio a los discípulos. Mientras comían, Jesús tomó pan, lo
bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos. Entonces vino Jesús con ellos a un lugar
llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí mientras yo voy allá a orar, adelantándose un
poco, se postró sobre su rostro, orando. Jesús ora en el Cenáculo al instituir la Eucaristía y
el Sacerdocio. Jesús ora antes de comenzar la Pasión , en el Huerto de los Olivos, Y,
finalmente, Jesús ora en la cruz, entregándose al Padre y pidiendo perdón por los que no
saben lo que hacen. Y así en el último segundo exclamó con voz fuerte, diciendo: “Dios
mío, Dios mío”
El Señor les Bendiga