EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
III Domingo de Adviento "Gaudete" B
Libro de Isaías 61,1-2a.10-11.
El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a
llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la
liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros,
a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios; a
consolar a todos los que están de duelo,
Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me
vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia,
como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con
sus joyas.
Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así
el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
Evangelio según San Lucas 1,46-48.49-50.53-54.
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las
generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo
temen.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 5,16-24.
Estén siempre alegres.
Oren sin cesar.
Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en
Cristo Jesús.
No extingan la acción del Espíritu;
no desprecien las profecías;
examínenlo todo y quédense con lo bueno.
Cuídense del mal en todas sus formas.
Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven
irreprochables en todo su ser - espíritu, alma y cuerpo - hasta la Venida de nuestro
Señor Jesucristo.
El que los llama es fiel, y así lo hará.
Evangelio según San Juan 1,6-8.19-28.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por
medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas
desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
"¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el
Profeta?". "Tampoco", respondió.
Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos
han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?".
Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor,
como dijo el profeta Isaías".
Algunos de los enviados eran fariseos,
y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni
Elías, ni el Profeta?".
Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que
ustedes no conocen:
él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Comentario del Evangelio por
San Gregorio Magno (v. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio, n° 7
«Entre vosotros está uno que no conocéis: él viene detrás de mí»
"Yo bautizo con agua, pero entre vosotros hay uno que no conocéis». No está
en espíritu, sino en el agua que Juan bautiza. Incapaz de perdonar los pecados,
lava con agua el cuerpo de los bautizados, pero no se lava el espíritu para el
perdón. Entonces, ¿por qué bautizar, si no se limpian los pecados por su bautismo?
¿Por qué, si no permanecería en su papel de precursor? Al igual que al nacer,
precedió al Señor que iba a nacer, también lo precedió, al bautizarse, el Señor que
iba a ser bautizado. Precursor de Cristo por su predicación, lo precedió también
bautizando, el que fue la imagen del sacramento que estaba por venir.
Juan anunció un misterio cuando dijo que Cristo estaba entre los hombres y
que no lo conocían, ya que el Señor, cuando se mostró en la carne se hizo visible
en su cuerpo e invisible en su majestad. Y Juan añade: "El que viene después de mí
se ha puesto delante mío" (Jn 1,15)...; explica las causas de la superioridad de
Cristo cuando dice: "Porque existía antes que yo", como si dijera claramente: "Si va
delante mío, aunque él nació después que yo, es porque el tiempo de su
nacimiento, no le pone límites. Nacido de una madre en el tiempo, es engendrado
por el Padre fuera del tiempo".
Juan muestra humilde respeto, continúa: "yo no soy digno de desatar la
correa de su sandalia." Era costumbre entre los antiguos, que si alguien se negaba
a casarse con una chica con la que estaba prometido, esta desataba la sandalia de
aquel que se volvía atrás. Pero Cristo ¿no se mostró como el Esposo de la santa
Iglesia? ... Pero debido a que los hombres pensaban que Juan era el Mesías – cosa
que el mismo Juan negaba - se declara indigno de desatar la correa de su sandalia.
Es como si dijera... "No me adjudico incorrectamente el nombre del esposo" (cf. Jn
3,29).
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