Aceptando la propia pequeñez, es como realmente se llega a la verdad.
2011-11-29
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: “¡Te
doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas
a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias,
Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie
conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que
ustedes ven. Porque Yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que
ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”. Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, te doy gracias porque me has dejado tu Palabra que me revela el
misterio del amor de Dios. Dame la sencillez y la apertura para ver y escuchar lo
que me quieres decir en ese momento de oración. Permite que te conozca de un
modo cada vez más personal e íntimo, más profundo y espiritual.
Petición
Espíritu Santo, dame humildad y sencillez.
Meditación
Aceptando la propia pequeñez, es como realmente se llega a la verdad.
«¿Por qué es así? ¿Acaso el cristianismo es la religión de los necios, de las personas
sin cultura, sin formación? ¿Se apaga la fe donde se despierta la razón? ¿Cómo se
explica esto? Quizá debemos mirar una vez más la historia. Es verdad lo que Jesús
ha dicho, lo que se puede observar en todos los siglos. Sin embargo, hay una
"especie" de pequeños que también son doctos. Al pie de la cruz está la Virgen
María, la humilde esclava de Dios y la gran mujer iluminada por Dios. Y también
está Juan, pescador del lago de Galilea, pero es el Juan que la Iglesia con razón
denominará "el teólogo", porque realmente supo ver el misterio de Dios y
anunciarlo: con ojo de águila entró en la luz inaccesible del misterio divino. Así,
también después de su resurrección, el Señor, en el camino de Damasco, toca el
corazón de Saulo, que es uno de los doctos que no ven. Él mismo, en la primera
carta a Timoteo, se define "ignorante" en ese tiempo, a pesar de su ciencia. Pero el
Resucitado lo toca: se queda ciego y, al mismo tiempo, se convierte realmente en
vidente, comienza a ver. El gran docto se hace pequeño y precisamente por eso ve
la necedad de Dios que es sabiduría, sabiduría que supera todas las sabidurías
humanas» (Benedicto XVI, 1 de diciembre de 2009).
Reflexión apostólica
«Como expresión concreta de pobreza de espíritu, el Regnum Christi propone a sus
miembros que mantengan su lugar de trabajo con el decoro, la dignidad y las
condiciones que requieran sus responsabilidades sociales y profesionales, y que sus
hogares se distingan por el buen gusto, la sencillez y la sobriedad, esforzándose por
evitar lo superfluo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 202).
Propósito
Hacerme pequeño ante Dios, por eso antes de iniciar cualquier actividad, pedir la
ayuda del Espíritu Santo.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por este momento de oración, único medio para poder mantener una
relación de amor contigo. María, santísima Madre, intercede por mí ante tu Hijo
para que sepa retirarme del ruido de la época, del ajetreo prenavideño, para
prepararme a la venida de Jesús, como tú lo hiciste, sirviendo a mis hermanos.
«Abran sus almas con sencillez y déjense conquistar por la belleza del plan de
Dios»
( Cristo al centro, n. 2336).