Ciclo B. III Domingo de Adviento B
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos:
El evangelista Juan es, con Marcos, el otro hagiógrafo para quien el Jesús de la
Navidad es más importante que la Navidad de Jesús. En efecto, dando por supuesta
la Navidad o Nacimiento de Jesús, su evangelio lo presenta ya grande y rondando la
Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan el Bautista está bautizando con agua.
Bautismo de conversión lo llama él, porque su propósito es que la gente cambie su
modo de pensar y de vivir y se comprometa con “el gran desconocido”, listos a
seguirle tan pronto aparezca. El evangelista Juan, que nos cuenta todo esto, lo
tiene muy claro, pues conoce muy bien a Juan el Bautista, por ser su discípulo. Uno
de los primeros, junto con Andrés el hermano de Simón Pedro, impresionado por su
apariencia de profeta y, sobre todo, por su integridad y sinceridad. Lo considera el
Precursor del Mesías y está seguro de que habrá de llevarlo a Él, (como de hecho
pasó (Jn 1, 35-37).
En relación con nuestro Adviento o tiempo de espera vigilante y activa de Jesús,
¿qué nos pide hacer este evangelio de Juan (Jn 1,6-8. 19-28)? Ante todo, como dije
al principio, ver al Jesús de la Navidad más que la Navidad de Jesús. Claro que hay
que celebrar la Navidad y en grande, pero no podemos pasarnos todo el tiempo
mirando el pesebre o la cuna, o cantando villancicos con los ángeles, o comiendo
panetn con los pastores, o… Al fin y al cabo, la Navidad es el cumpleaos de
Jesús, y cuando celebramos el cumpleaños de alguien no hablamos tanto de dónde
y cmo naci…, sino que nos fijamos en la persona que tenemos delante y la
felicitamos y nos interesamos por su salud, etc., y le decimos que cuente con
nosotros. Entiendo que es todo esto lo que nos pide el Jesús de la Navidad, sobre
todo cuando hay tanto que hacer, hermanos.
Sobre lo que tendríamos que hacer, resaltemos sólo estas dos cosas del evangelio
de hoy: 1. Acoger el testimonio del Precursor sobre Jesús, dando la importancia
debida a lo que nos dice, por ejemplo, que el Mesías que viene es muy superior a
él. Como es muy superior el bautismo en el Espíritu Santo que va a darnos (Jn
1,33). (Nos lo dio y es lo más grande que tenemos, pero lamentablemente ni
sabemos la fecha de nuestro cumplebautismo ni lo celebramos cada año); y 2.
Convertirnos nosotros en Precursores de Jesús, dando testimonio de Él y
anunciándolo con nuestras palabras y obras. Al respecto, Juan hace suyas estas
palabras del profeta Isaías (40,3): “Yo soy la voz que grita en el desierto: preparen
el camino del Seor!”. Las hacemos también nuestras!?
Sin duda lo más importante que podemos hacer, para preparar la Navidad y como
regalo al Jesús de la Navidad, por su cumpleaños, es convertirnos en
evangelizadores. Nos lo pide el Seor por boca del profeta Isaías; “El Seor me ha
enviado a evangelizar a los pobres”, (Is 61, 1). Es lo que hizo San Vicente de Paúl,
que andaba buscando qué hacer por Jesús y cómo hacerlo. ¿No podríamos hacerlo
también nosotros, tu y yo?
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)