Feria Mayor (Adviento)
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD
Día 20 de Diciembre
a.- Is. 7,10-14: La virgen está encinta.
El anuncio del profeta Isaías, es una forma de contrarrestar el deseo del rey Acaz,
de hacer alianzas políticas, con sus enemigos en lugar de confiar en Yahvé. La señal
que el Señor le da es el nacimiento de un hijo que asegura la supervivencia del
linaje de David, según la promesa echa por Dios a éste por boca de Natán (cfr.
2Sam7; 1Cro.17). Será Mateo quien relacione la profecía de Isaías con María
Virgen: “Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio
del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por
nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.” (Mt. 1, 22-23). El
ángel le asegura a María que el hijo que tendrá será por obra del Espíritu Santo, a
quien pondrá el nombre de Jesús, será llamado Hijo de Dios.
b.- Lc. 1, 26-38: Anuncio del ángel a María
El evangelio nos presenta el dato revelado de la encarnación del Hijo de Dios en las
entrañas de María de Nazaret. De quien se habla en el diálogo que sostiene María
con el ángel, es de Jesús y del Espíritu Santo que la cubrirá, como nube, con su
sombra. Este relato hecho desde la fe pascual de la comunidad apostólica, es
historia de salvación para la humanidad. El hecho real de la Encarnación del Verbo
se vacía en moldes literarios y pasajes bíblicos que iluminan este misterio. Subyace
el esquema vocacional que encontramos en la Biblia: convocación y confiarle una
misión al llamado; preguntas y objeciones; la acción creadora y fecunda del Espíritu
Santo que convierte a María, en Madre virginal, en este caso, y donde queda claro
que no hay nada imposible para Dios, puesto que su prima que es anciana ya tiene
seis meses de embarazo. Dios obra como Dios. Como en los otros casos, el
convocado acepta la voluntad de Dios en su vida. El Sí de María confirma el querer
divino. Si Dios quiere y la Madre está de acuerdo, el misterio está hecho. Este Sí
total de María a Dios lo hace en la fe de quien confía plenamente que cuanto se le
promete se cumplirá. La Virgen va conociendo las consecuencias de su Sí paso a
paso a través de la vida de Jesús. Se va mostrando la voluntad de Dios, que se
cumple, y María contempla los misterios de su acto de fe, de su Si irrevocable hasta
el fin, es decir hasta el misterio pascual de su Hijo. Esa debería ser también nuestra
actitud cada vez que asumimos nuestro compromiso con Dios
Sor Isabel de la Trinidad escribe con motivo de la Navidad: “¡Qué bueno es en el
silencio/ escucharle ahora y siempre, / gozar en paz de su presencia/ para entregarse
totalmente al amor! / Oh Cordero puro y manso, / Tú sólo eres mi único Todo. / Tú lo
sabes bien, tu prometida / se siente por el hambre acometida.” (Poesía 75).