Comentario al evangelio del Martes 13 de Diciembre del 2011
Queridos amigos, paz y bien.
De nuevo, el dilema de creer en Jesús y convertirse, o pensar que se es fiel, bueno, y dejar las
cosas como están, para ver cómo quedan. Desde luego, Jesús no está haciendo una alabanza de los
pecadores como tales, sino de los pecadores que se convierten. El problema no es el pecado, el
problema es perseverar en el pecado.
La parábola del los dos hijos nos recuerda que, cuando estamos hablando de la vida espiritual, no
bastan las buenas palabras y la buena intención. Hay que ponerse en camino, ir a la viña, y trabajar. A
veces, el trabajo es duro, hay que arrancar las malas hierbas, cavar la tierra, en fin, hay que sudar.
Cuando nos enfrentamos a nuestra vida, a veces parece que lo tenemos todo claro, que somos buenos.
Hasta podríamos cambiar el Ave María, diciendo “ruega por nosotros, que no somos pecadores , ahora
y en la hora…” Pero Jesús nos dice, aquí y en otros lugares del Evangelio, que la antigüedad no es
garantía de salvación. La salvación se gana día a día, hora a hora, decisión a decisión.
Mucha gente escuchó el mensaje de Juan el Bautista. Algunos lo hicieron con apertura de corazón,
creyeron y se convirtieron. A esos, Cristo les alaba. A lo largo de la historia, muchas personas han
seguido ese camino de la fe. Creían en Él, y lo dejaban todo para seguirle. Santa Lucía fue de las que
se lo creyeron. ¿Y tú?
Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.
Alejandro José Carbajo, cmf