HAS LLEGADO, SEÑOR
Padre Javier Leoz
Silenciosamente y suavemente. Sin tarjetas de presentación y sin más pretensión
que, el ser como nosotros, nos has visitado, Señor. ¿Por qué siendo tan grande te
haces tan pequeño? ¿Por qué abandonas el amplio cielo y te empeñas en avanzar
por la encrucijada de nuestras plazas y calles del mundo? ¡Has llegado, Señor, y
eso es lo importante! ¡Te adoramos! ¡Te bendecimos! Con lágrimas en los ojos y,
con el corazón en la mano, te decimos que nunca la tierra ha estado tan cerca del
cielo como en estos momentos. ¿Nos sientes a nosotros cerca de Ti, Señor? ¿No
seguirás sufriendo la soledad como en aquella primera Santa Noche de hace más de
dos mil años?
1.- Noche Santa y Misteriosa. Dios ha descendido de los cielos. Se reviste de
nuestra frágil humanidad. Hoy, en estas horas de oscuridad, es el Amor de Dios
quien habla e ilumina nuestros más profundos sentimientos. ¡Nos dice tanto el
Señor en el pesebre! ¡Nunca tan gigantesco mensaje estuvo escondido en un ser
tan pequeño!
Nos habla su Amor. A partir de ahora, el Padre, estará junto a nosotros. Hoy, al
mismo Dios, lo besamos, lo contemplamos y lo arrullamos en nuestros brazos.
¡Bendito sea este Misterio que, sin comprenderlo, nos seduce y nos hace sentirnos
más buenos, más hermanos! Aquí está el secreto de la Navidad. En Navidad no
existe el espíritu navideño, en estos días nace, brota, se ve y comienza a caminar
por la tierra el amor de Dios, el mismo Dios con nosotros.
2.- Hoy, más que nunca, sentimos que la noche se rompe por este acontecimiento
que ha cambiado el rumbo de una gran parte de la humanidad: ¡Dios nos ha
visitado!
-Como los pastores contemplamos arrodillados su salto gigantesco desde el cielo
hasta nuestra tierra.
-Como la gruta del pesebre, nos sentimos incapaces y hasta indignos de contener
este gran Sacramento, este Prodigio de salvación y de vida, de gracia y de paz, de
ternura y de humildad. ¡Nunca, Dios, arriesgó tanto!
-Como los ángeles, pregonamos en los valles de nuestras familias y de nuestros
amigos que, la Navidad, o es cristiana o no es Navidad. Que, la Navidad, es el
tobogán por el que se desliza Dios al encuentro de cada uno de nosotros. ¿Por qué
algunos tan empeñados en convertir la Navidad en simple vanidad por y de las
cosas?
-Como José y María, en estos instantes, nos apoyamos en el cayado de la fe. En la
confianza de que, Dios, ha venido para quedarse junto a nosotros. Sólo es cuestión
de abrirle el corazón. Hoy, en el pesebre, hay lugar para todos, para ti y para
mí…para todo aquel que, sintiéndose tocado por el Misterio de la 3.- Navidad, se
asombra ante la estrella, expresa su alegría con los villancicos, hace efectiva su
fraternidad por la caridad con los demás o se arrodilla ante un Niño que nos trae
una gran noticia: ¡DIOS ES AMOR!
¡Has llegado, Señor! ¡Bienvenido a este pobre pesebre que es el mundo!
4.- ¡VIENES Y BAJAS, SEÑOR!
En medio de la oscuridad que nos atenaza
desciendes para darnos luz y vida en esta esperada noche
Nunca, oh Señor, ha estado tan abrazado el cielo a la tierra
lo humano de lo divino, lo divino cosido a nuestros huesos.
¿Cómo entender este prodigio de amor y de locura?
¿A dónde dirigir nuestros ojos y nuestro júbilo
cuando tanto misterio nos rodea?
Has venido, en un pesebre, y eso no se olvida.
La riqueza, en medio de la pobreza
La indigencia, para siempre dignificada
La gloria, destellando y abriéndose por la tierra
y, la tierra, aspirando a un trozo de cielo
¡VIENES, HAS BAJADO SEÑOR!
Hoy, la pequeñez, habla de tu inmensa grandeza
Hoy, la humildad, es Palabra que salva
Hoy, el silencio, se hace entrega y contemplación,
alabanza y éxtasis, adoración y emoción contenida
¡HAS BAJADO, SEÑOR, Y ESO ES LO QUE IMPORTA!
Deja que, en esta Noche Santa, caigamos en tierra
Que, hoy más que nunca, nos sintamos pastores y zagales
Que, buscando entre las maderas de tu pesebre,
aprendamos, de una vez para siempre,
que la puerta pequeña es la que Dios quiso abrir
para hacerse presente en las entrañas de nuestra hacienda
¡GRACIAS, SEÑOR, POR HACERTE HOMBRE!
Porque, ser hombre, no es fácil
Porque, algo bueno tenemos aunque no nos lo parezca
cuando, Tú, quieres revestirte de nuestra carne
sufrir con nuestros sufrimientos
gozar con nuestros gozos
buscar en nuestros horizontes
alentarnos en nuestras dificultades
¡HAS BAJADO, SEÑOR! ¡HAS VENIDO! ¡HAS NACIDO!
Y… cuánto nos alegramos de verte y de recibirte
¡Bienvenido a este viejo pesebre del mundo!