Solemnidad. Santa María, Madre de Dios
¡HAGÁMOSLO TODO NUEVO!
Padre Javier Leoz
Santa María, Madre de Dios (con aroma de fidelidad), Año Nuevo (con deseos de
que, con Dios, todo vaya a mejor) y la Paz (don y regalo de Dios a la humanidad en
Jesús), son tres gotas de frescura que golpean el suelo de este primer día del 2012.
1.- Con ganas o sin ellas, hemos abandonado este año precedente (cargado de sin
sabores y también de cosas buenas) y nos hemos asomado, con el mismo espíritu
cristiano de Navidad, a la sombra de Belén. Como los pastores, tal vez sin tanta
prisa como la que ellos demostraron, hemos descubierto a Aquella que nos ha
traído el Amor de Dios a nuestra vista: Santa María Madre de Dios.
Es el mejor pórtico por donde entrar a esa gran sala, con 366 habitaciones que
tiene, el presente Año 2012. Dejémonos agarrar por María y nos encontraremos
cara a cara con Cristo. Sólo entonces, cada estancia o cada día serán un motivo
para gozar, vivir, crecer o sufrir como cristianos.
Sigamos de cerca de cerca a la Madre y, bajo la estrella de su humildad, llegaremos
a cumplir la voluntad de Dios. A no olvidar que, los errores del pasado, son en parte
consecuencia de nuestra lejanía de Dios. De la tibieza de nuestra fe.
Consagremos este primer día del Año 2012 a su protección y, con Ella, iremos
caminando día tras día, semana tras semana o mes tras mes, con la sensación de
que tenemos a una gran aliada de nuestra parte y con un objetivo: ser mejores
hijos de Dios y, por lo tanto, ser excelentes hijos de María. ¿Lo intentamos?
¿Accedemos a este nuevo año a través del soportal de la Madre de Dios?
2.- Conscientes de que la vida no se detiene, despedimos un año e irrumpimos en
otro. Ha quedado atrás lo realizado (positivo o negativo) y ahora, en el presente,
nos toca la acción. Es el momento en el que nos tenemos que interrogar: ¿En qué
podemos optimizar? ¿Qué tenemos que dejar atrás con la última hoja del calendario
arrancada del año 2011?
-Que queden atrás nuestras dudas: con Dios, el presente y el futuro se viven con
más intensidad y con más luz
-No soñemos con volver sobre nuestros pasos: ya no somos dueños del pasado. La
fe, por el contrario, nos puede ayudar para perseverar y avanzar hacia el mañana
superando los fallos cometidos
-Avancemos en aquellos aspectos que, el tiempo o las prisas, la personalidad de
cada uno o la mediocridad, no nos dejaron conquistar desde la perfección cristiana.
No nos conformemos ni nos quedemos en simples deseos que, el efecto del
champán, apaga al día siguiente.
¿Año Nuevo? ¿De verdad? Sólo será Año Nuevo si, la agenda de nuestra vida, la
coloreamos con el pincel del Evangelio o acariciamos, cada uno de sus días, cada
una de sus horas con la mano maternal de María.
3.- Santa María, Reina de la Paz, que seamos tus hijos allá donde nos encontremos
en este recién estrenado Año 2012, artífices y promotores de una PAZ verdadera.
No una paz disfrazada de guerras o de violencias subterráneas. Aquella Paz que,
Jesús, nos trae en el portal de Belén y que está sustentada en la bondad de Dios.
Paz, con Santa María, para todos
Paz, en este Año 2012, para todos
Paz, como gozo eterno de Dios en Cristo, para todos.
4.- ¡QUÉ GRAN BENDICIÓN, MARÍA!
Sentir tu presencia y tu mirada
en las primeras horas de este nuevo año
Notar que, tus pasos, nos acompañarán
en los nuestros débiles y vacilantes
Eres Madre, Madre y Santa María del Año Nuevo.
Estrella que, encendida en el espléndido cielo,
alumbra la vía de nuestro incierto horizonte.
¡QUÉ GRAN BENDICIÓN, MARÍA!
Sentirnos tus hijos, perdidos en tus brazos,
deseando que una y otra vez
hasta el cielo nos levantes con afecto eterno de Madre
Hoy, como al Niño Dios, abrázanos en tu pecho
Danos el calor de tu amor divino
Bríndanos, oh Virgen Santa,
ese Pan de la Vida que es Jesús
y que nunca nos falte en la mesa de nuestra existencia
¡QUÉ GRAN BENDICIÓN, MARÍA!
En Ti, Dios, se fundió con nuestra humanidad
En Ti, Dios, se hizo más humano
En Ti, Dios, salió a nuestro encuentro
En Ti, tu pueblo, tus hijos, nosotros…
tocamos también, por Jesús y en Jesús, el mismo cielo.
¡QUÉ GRAN BENDICIÓN, MARÍA!
Acercarnos a tu amparo, al lugar donde vives y piensas
es adentrarnos en la casa donde Dios habita
cobijarnos en el soportal donde Jesús crece
mira a la meseta fecundada por el Espíritu
Iniciar contigo este Nuevo Año, Virgen y Madre,
es aspirar a que, el mundo, sea un oasis de paz.
Reconocer que, abriéndonos al Señor,
es cuando, la paz, vendrá como un don firme y duradero
santo y noble, justo, sin egoísmos y verdadero.
¡QUÉ GRAN BENDICIÓN, MARÍA!
Pronunciar tu nombre en este primer día del año
Rezar ante tu beldad y maternidad estrenada
Confiar en tu protección y complicidad con el Padre
Amarte y, amándote, amar a Jesús fruto de tu vientre
¡QUÉ GRAN BENDICIÓN, VIRGEN Y MADRE NUESTRA!