“él también vio y creyó”
Jn 20, 1-8
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
LA COMPRENSIÓN PENETRANTE DE LA PALABRA DE VIDA.
La figura de Juan es de fundamental importancia en la Iglesia primitiva, no sólo por su
condición de discípulo amado por el Señor, sino sobre todo por habernos dado con su
contemplación el Jesús más íntimo, el que se revela Hijo de Dios hecho carne, venido a
desvelarnos el rostro del Padre y el camino que lleva a la comunión con él. Entre los varios
títulos que la tradición antigua atribuye a Juan destaca el de teólogo, porque el objetivo de sus
escritos es creer en Jesús, Mesías e Hijo de Dios (ef. Jn 20,31). El símbolo del evangelista es
el águila, porque, como declara un dicho rabínico, es como el único pájaro que puede mirar el
sol (que para Juan es Cristo) sin quedar deslumbrado. Y su presencia en la comunidad
cristiana, que en todo tiempo debe estar a la búsqueda de los signos visibles del Señor, es la
de la contemplación y la comprensión penetrante de la Palabra de vida.
Son muchos los carismas en la Iglesia , todos preciosos y necesarios, como, por ejemplo, el
carisma de la institución de Pedro o el de la profecía de Juan. Sólo el respeto recíproco y la
búsqueda común en el compartir sincero y atento a los dones del Espíritu, permite adentrarse
en el misterio. El ejemplo de la búsqueda común y de la ayuda entre hermanos de la misma fe,
de que claramente nos habla el discípulo amado, lleva necesariamente a reencontrarse juntos,
reunidos en el reconocimiento de los signos del Resucitad
ORACION
Señor Jesús, que revelaste los misteriosos secretos de la Palabra al discípulo amado, Juan, da
también hoya tu Iglesia una nueva inteligencia espiritual de las Escrituras.
El Espíritu Santo, a través de las palabras del concilio, nos ha recordado que “la Iglesia ha
venerado siempre las Sagradas Escrituras como el Cuerpo mismo de Cristo” y que la Palabra
de Dios es fuente pura y “perenne de la vida espiritual” (DV 21). Por esto nosotros queremos
iluminar cada vez más nuestra vida espiritual con tu Palabra, para aprender “la sublime ciencia
de Jesucristo” (Flp 3,8). Sentimos cada vez más verdadera, sin embargo, la afirmación conciliar
según la cual la Escritura “debe ser leída e interpretada con la ayuda del mismo Espíritu con
que ha sido inspirada” (DV 12). Da, Seor, a tu Iglesia pastores sabios y santos que sepan
captar el sentido espiritual y profundo de tus Escrituras e introducir al pueblo entero de Dios en
tu intimidad para conocer mejor tu pensamiento, las profundidades del Espíritu y como guías a
tu Iglesia. Pero haznos comprender también que tantas crisis de nuestras comunidades
religiosas se superan sólo con la frecuente lectura y meditacin de tu Palabra “acompaadas
por la oracin, para que pueda brotar el coloquio entre Dios y el hombre” (DV 25), lugar donde
se opera en nosotros la conversión del corazón nuevo y la apertura a la fraternidad universal.