“José se levant, tom de noche al nio y a su madre, y se fue a Egipto”
Mt 2, 13-18
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. “LEVÁNTATE, TOMA AL NIO Y A SU MADRE”,
Según este relato que hace san Mateo, los magos ya se habían regresado, cuando en el
descanso de José, padre de Jesús, en sueños recibe el mensaje del Angel del Señor, y le
ordena que tome al Niño y a su esposa María y huyan a Egipto. Según como Mateo relata los
sucesos, se desprende que estos nos muestran que las apariciones son en sueños.
De la Sagrada Familia , es decir, Jesús, María y su Esposo, José es el de menos dignidad,
pero a su vez el de mayor autoridad, el representa la cabeza de la familia, por eso el Angel
se le aparece a él, y él es que da la orden de partir al exilio y seguramente, San José se puso
al frente de todo, especialmente al frente de su familia, por tanto al frente de la marcha.
Admiremos la humildad y la obediencia, característica de san José, quien sabe
perfectamente quien es el Niño, el tiene mucha conciencia de quien es María, el sabe,
porque el Ángel se lo ha revelado, tiene a su cargo el cuidado de Jesús y su Madre,
responsabilidad que asume con gran amor. San José, es modelo de obediencia, “Levántate,
toma al nio y a su madre”, le dice el Ángel, y él, no hace ningún cuestionamiento, no titubea
y obedece de inmediato.
2. EL VIAJE, DEBIÓ SER PENOSO, DURO, RIESGOSO Y PRECARIO
Así es, como José con prontitud, sin esperar que amanezca, prepara la huida a Egipto, sale
entonces esa misma noche con su familia. No debe haber salido provisto de muchos
recursos para enfrentar el largo viaje. Suponemos como posible el camino, por ser el más
fácil vía de la costa, hasta llegar al Waddi el-Arish, que era el límite de Egipto. Pasaba por
Ascalón y Gaza y seguía por Raphía hasta Casium y Pelusa, esto es algo más de 15 días. El
otro, por el desierto, que me parece en lo personal improbable, considerando un tiempo de
viaje de 20 días y con un niño de poca edad, viaje donde se necesitan los alimentos básicos
y agua, además los del alimento del animal que los transporta. No se dice además si viajo
con uno o dos animales, y si estos eran asnos o camellos, aunque nosotros ya tenemos
siempre en mente que era un asno.
El viaje, debió ser penoso, duro, riesgoso y precario, sin embargo el tiene fe en la orden de
Dios, hace los preparativos de inmediato y pone su confianza en Dios. Bello ejemplo nos da
san José, que guía su vida por la Palabra de Dios, el se acoge a la voluntad del Padre
Bueno.
3. “DE EGIPTO LLAM A MI HIJO”
Lo que sabemos, es que Egipto era el país clásico de refugio político por ser provincia
romana. Había allí muchos judíos, colonias florecientes y barrios habitados por ellos y
prestaban socorro a sus conciudadanos. Se enumeran en algunos antecedentes, una larga
lista de ciudades egipcias en las que moraban colonias judías.
No hay antecedentes que precisen donde se establecieron, sin embargo se señalan diversos
lugares, como El Cairo, Koshám y hasta Hermópolis, en el, alto Egipto. En algunos de esos
lugares, permanecieron hasta el nuevo aviso del ángel. Cuando éste llegó, Mateo dirá que se
cumplía lo que el Señor había pronunciado por su profeta: “De Egipto llamé a mi hijo” (Os
11:1). Aunque el profeta lo refiere a Israel, “mi hijo,” esto mismo lo podía decir Dios de su
verdadero Hijo. Hay además en todo el episodio un trasfondo del Éxodo.
4. EL CRUEL HERODES
Herodes, debió haber estado furioso, seguramente se considero burlado por los Magos, “ se
enfureci y mand matar” y, temiendo una conjura solapada de tipo mesiánico, dio la orden
brutal de que se “matase en Belén y sus término a todos los nios de dos aos para abajo,
según el tiempo que con diligencia había inquirido de los Magos.”
No es de extrañarse que esta reacción, fuera normal en Herodes. Según cuenta Flaviano
Josefo, historiador judío Fariseo, descendiente de familia de sacerdotes, entre el año 38 y 94,
Herodes mandó matar a su yerno José, a Salomé, al sumo sacerdote Hircano II, a su mujer
Mariamne, al hermano de ella Aristóbulo, a la madre de éstos, Alejandra; a los mismos hijos
de él: Alejandro, Aristóbulo y Antípater; a Kostobaro, noble idumeo; y hasta hizo que se
encerrasen en el anfiteatro de Jericó a todos los nobles judíos y dio la orden de que, a su
muerte, se los matara a flechazos, aunque la orden no se cumplió . Con estos antecedentes
de crueldad, nada, pues, significaba para este malvado tirano el matar a un grupo de
pequeños aldeanos de Belén y sus suburbios.
5. ES RAQUEL QUE LLORA A SUS HIJOS Y REHÚSA SER CONSOLADA,
PORQUE NO EXISTEN.
No se sabe hasta ahora cuantos niños fueron asesinados, pero podemos hacer una
estimación, basada en la estadística. El propósito de calcular cuantos niños fueron muertos,
es solo no llevar las cuentas al extremo, ya que algunos relatos literarios que hemos oídos,
intentan hacernos imaginar cifras muy altas. Si Tomamos por base un Belén de mil personas
y teniendo en cuenta todos los datos demográficos, índice de natalidad y mortalidad, etc., se
pueden calcular en unos veinte niños menores de dos años por cada mil habitantes. Belén
fue un pueblo pequeño.
La Iglesia venera a los niños muertos como santos y como mártires, ya que, como dice
bellamente San Agustín, “con razn pueden llamarse primicias de los mártires los que, como
tiernos brotes, se helaron al primer soplo de la persecución, ya que no sólo por Cristo, sino en
vez de Cristo, perdieron su vida.” Así se cumpli lo que dice Jeremías (Jer 31:15), añade
Mateo: “Una voz se oy en Rama, lamentacin y gemido grande: es Raquel que llora a sus
hijos y rehúsa ser consolada, porque no existen.”
Aunque esta cita se refiere a las concentraciones de judíos que Nabucodonosor hizo en
Rama, a unos nueve kilómetros al norte de Jerusalén, para ser deportados a Babilonia (Jer
40:1), y que Raquel llora al partir, Mateo la evoca aquí de nuevo. Raquel, gran antepasado
de Israel, podría llorar a estos hijos suyos inocentes, pues su sepulcro se encontraba en “el
camino de Efrata, que es Belén” (Gen 35:19). En esta evocacin se quiere personificar el
duelo nacional ante aquel crimen. En todo caso he de destacar que personas que conocen
bien las Escrituras, sostienen que, el conjunto del texto presenta dificultades histórico-
exegéticas muy serias.
Los santos inocentes murieron por Jesús, por eso son venerados como mártires. Muchos
han muertos por la fe, y aún siguen muriendo por la fe y el amor a Jesús. Quizás nosotros no
estemos llamado a morir trágicamente por la fe, pero si es cierto que estamos llamados a
vivir por ella y por el amor a Jesús.
6. EL CARPINTERO DE GALILEA HIZO UNA VIDA DE UN HOMBRE
EJEMPLAR Y DE AMOR ABNEGADO
San José, nos muestra que hizo muy bien la tarea que le encomendó el Señor, el carpintero
de Galilea hizo una vida de un hombre ejemplar y de amor abnegado, y encabezó una familia
en la que el Mesías crecía en edad, en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres (lc
2,52). Dijo Santa Teresa del Niño Jesús; "Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro
amor". Aunque los Evangelios no lo dicen, San José fue un eslabón fundamental en la
historia de la salvación de la humanidad. Solo Dios sabe porque, para que y con quien puede
contar en la realización del plan divino de salvación, y no deja de hacerlo con hombres
sencillos como el humilde carpintero de Nazaret. San José demostró ante Dios fe y amor, así
labró su vida, con sus ocupaciones normales y corrientes. Dios no nos preguntará si hicimos
grandes obras, sino si hicimos bien y con amor la tarea que debíamos hacer, San José la
hizo ofreciendo amparo y sustento a sus dos amores: Jesús y María.
El Señor les Bendiga