“llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor”
Lc 2, 22-40
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
LA VOCACIÓN CRISTIANA
Es compromiso de vivir en el mundo al servicio del hombre, para dar testimonio de Cristo y
llevar a los hermanos su mensaje de salvación, pero sin confundirse con el mundo, sin
aceptar sus compromisos y sus modelos de comportamiento, negación del espíritu de
humildad, de pobreza, de caridad que debe animar la vida del creyente. Sólo el corazón que
se vacía del mundo, de sus propuestas de vida transitoria y del afán de poseer sus bienes
efímeros, puede ser colmado por el amor del Padre (1 Jn 2,15).
El discípulo de Jesús, confirma el Apóstol, no será nunca aceptado por el mundo, y el
rechazo que las fuerzas del mal alimentan contra los creyentes es consecuencia lógica de
una opción de vida: ellos no pertenecen al mundo y el mundo no puede aceptar a quien se
opone a sus criterios. Los creyentes, con motivo de su opción de vida hecha a favor de
Cristo, son considerados extraños o enemigos. Su existencia es una continua acusación de
las obras perversas del mundo y un reproche elocuente al malvado. Por esto el hombre de
fe es odiado y rechazado. El mundo rechaza a los discípulos porque no son de los suyos, y
él no ama sino lo que es suyo, lo que no turba su paz, no desenmascara su altanería y no lo
somete a acusación por su conformismo.
Pero, si para quien sigue la lógica del amor, Cristo es signo de contradicción, es verdad, sin
embargo, que tanta oposición llega a ser criterio de autenticidad y de firmeza para los
discípulos de Cristo.
ORACION
Señor Jesús, tú escogiste la opción de vivir con nosotros la experiencia humana en el seno
de una familia sin apariencias, ni prestigio, ni riqueza; has querido que tu infancia como la
de todo niño estuviese marcada por la debilidad y por el crecimiento normal antes de
conocer nuestro mundo y la misma vida de los hombres; has querido experimentar la fatiga
del trabajo cotidiano para tener un pan sobre tu mesa; has vivido tu preparación a la vida
pública en el ocultamiento y la reflexión silenciosa para poder contrastar el orgullo del
mundo que se opone al Padre.
Queremos pedirte nos concedas la gracia de saber aceptar nuestras debilidades humanas y
nuestra pobreza espiritual, sin renunciar, sin embargo, a la búsqueda permanente de tu
sabiduría y de tu Palabra. No queremos confundirnos con la parte del mundo que te
rechaza o te persigue, aunque sabemos que esto exigirá de nosotros no pactar con
compromisos, incluso al precio del sufrimiento y la persecución. «La Iglesia no se debilita
por las persecuciones, al contrario, sale de ellas reforzada », escribía san León Magno. «La
Iglesia es el campo del Señor que se viste de mies abundante siempre rica porque los
granos que caen uno a uno renacen multiplicados». Sabemos que la suerte de los
discípulos, en el fondo, es idéntica a la tuya. Pero sabemos también que la ceguera y la
falta de fe al proyecto del Padre son la verdadera causa de esta oposición del mundo.
Señor, no nos dejes caer en la tibieza y en la superficialidad de la fe, sino haznos fuertes
con tu Palabra.