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Día litúrgico: 31 de Diciembre (Día séptimo de la octava de Navidad)
Texto del Evangelio ( Jn 1,1-18): En el principio existía la Palabra y la Palabra
estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se
hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la
vida era la luz de los hombres (…). La Palabra era la luz verdadera que ilumina a
todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho
por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El "buey y el asno"
Hoy, ante la pequeñez de Jesús-Dios, el Evangelio proclama solemnemente su
divinidad: su dignidad más alta se funda en la referencia a Dios, al Padre. Pero,
¿quién puede reconocerle como Dios? Según Isaías (1,3), "el buey y el asno", es
decir, seres con el corazón tan simple como para, por lo menos, "conocer" a su
dueño y recordar el pesebre de su amo.
En Navidad el "buey y la mula" (los corazones sencillos) son los pastores, los
Magos, María y José. ¿Es que acaso podría ser de otro modo? En el establo donde
está el Niño Jesús no vive la gente fina: allí viven, justamente, el buey y el asno.
Pero nosotros, ¿nos hallamos tan alejados del establo porque somos demasiado
finos? ¿No estamos demasiado en "Jerusalén", en el "palacio", para oír la voz de los
ángeles, acudir al pesebre y adorarle?
—En la Noche Santa los rostros de buey y del asno nos miran con ojos
interrogativos: Mi pueblo no entiende; ¿entiendes tú la voz de tu Señor?
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