Tiempo y Eternidad
______________________
José Manuel Otaolaurruchi, L.C.
Melchor, Gaspar y Baltasar
“Los magos de oriente encontraron al niño con María, su madre y postrándose lo adoraron.
Después le ofrecieron oro, incienso y mirra” (Mt 2,11). Me parece significativo que cada
uno ofreció lo que tenía, de muy distinto valor, y que no organizaron una colecta y a
nombre del sindicato de los magos del lejano oriente le obsequiaran un solo regalo. Por eso
la solemnidad de la epifanía nos interpela, ya que de alguna manera en nuestro alhajero
encontramos un poco de oro, de incienso y de mirra. Tomando pie de la tradición,
dialoguemos con cada uno de estos reyes, mejor conocidos como Melchor, Gaspar y
Baltasar.
Gaspar es el del incienso, por eso debió ser muy importante, pues el tufo de la honra
acompaña a los famosos, a los que reparten autógrafos, a los así llamados ídolos del
momento. Sabiendo Gaspar que las alabanzas y las lisonjas nos hacen perder la cabeza,
quiso reservarlo todo para el niño Dios, al único a quien pueden ir dirigidas nuestras glorias
y aleluyas. ¿Y para nosotros entonces qué nos queda? Una buena dosis de humildad,
porque ¡cuánto nos gusta a todos el incienso! El ser reconocidos, el ser tomados en cuenta,
el ser preferidos, consultados, estimados y apreciados, por si algo nos faltara. La virtud
más grandiosa de todas es la humildad y en Belén lo confirmamos al descubrir a todo un
Dios omnipotente hecho un niño frágil, necesitado e indefenso. Dios se manifestó con la
ternura y la dulzura de un infante.
Baltasar llegó con la mirra, esa sustancia extraída de los árboles y que servía para ungir y
embellecer. El libro del Cantar de los cantares , cuando la novia se pone los mejores
vestidos y se adorna para unirse con su amado, se perfuma con mirra. Pero también es una
sustancia con la cual se unge. El cuerpo de Jesús fue embalsamado con una mezcla de mirra
y áloe. La mirra representa la bondad de corazón. Como el Hijo de Dios se hizo hombre y
comenzó a sentir, tú, Gaspar, le llevaste mirra para aliviar sus dolores, sus penas y tristezas.
La mirra representa la misericordia, la solidaridad, la dulzura de carácter para hacer feliz al
que sufre y al necesitado. A diferencia del incienso, cuanto mayor sea el acopio de mirra,
más agradables seremos.
Finalmente entró Melchor con el botín de oro. Este metal precioso representa los momentos
agradables y felices que Dios permite. Toda la dicha y el éxito que hemos gozado durante
el año. Dios enjuga nuestras lágrimas, pero también celebra nuestras alegrías. Por eso el
niño Jesús no rechazó el oro, lo supo recibir porque quiere que le ofrezcamos junto con
nuestras plegarias, muchas obras buenas.
twitter.com/jmotaolaurruchi