Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Fiesta del Bautismo del Señor
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Mirad mi siervo, a quien prefiero * Ungido por Dios con la
fuerza del Espíritu Santo * Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto
Textos para este día:
Isaías 42,1-4.6-7:
Así dice el Señor: "Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien
prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se
quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y
te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de
los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan
las tinieblas."
Hechos de los Apóstoles 10, 34-38:
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Está claro que Dios no hace
distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.
Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor
de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el
bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido
por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los
oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él."
Marcos 1,7-11:
En aquel tiempo, proclamaba Juan: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y
yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con
agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo." Por entonces llegó Jesús desde
Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio
rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del
cielo: "Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto."
Homilía
Temas de las lecturas: Mirad mi siervo, a quien prefiero * Ungido por Dios con la
fuerza del Espíritu Santo * Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto
1. Cristo, el Siervo de Dios
1.1 Es necesario y saludable insistir, como se hace en la Iglesia Católica, en una
verdad fundamental: Cristo es el Hijo de Dios. Mas esa afirmación central no anula
otras que son posibles, que vienen de la Escritura y que hacen mucho bien a
nuestro entendimiento del misterio de Jesucristo; entre estos otros enunciados hoy
vamos a centrarnos en Cristo como "Siervo" de Dios.
1.2 Partamos de una base: proclamar el señorío de Dios es proclamar nuestra
servidumbre hacia Dios. ¿Qué es, en efecto, un señor sin siervos? ¿Hay algo más
ridículo que un señor que no tiene quién atienda a sus órdenes ni quién quiera
agradarle con sus acciones? Si tomamos en serio que Dios es Señor hemos de
tomar en serio que nosotros somos siervos suyos. Y tal es el mensaje de Cristo:
mostrándose en obras y palabras como verdadero Siervo de Dios mostró con sus
palabras y con sus obras que Dios es el Señor, es decir, mostró que Dios reina; nos
dejó ver el Reino de Dios.
1.3 Isaías, en la primera lectura de hoy, nos presenta un perfil de un siervo de
Dios. De todas las características que él menciona, detengámonos en una, o mejor
en la combinación de dos de ellas: compasivo y fuerte. No rompe la caña
resquebrajada y a la vez manifiesta firmemente el derecho. Entiende al cansado
pero no se cansa; acoge al caído mientras conserva su propio lugar y su propia
misión. ¡Admirable virtud, que bien vemos brillar en Jesucristo!
2. El Ungido
2.1 ¿Qué es lo peculiar de Cristo? Nuestra cultura, marcada por las nuevas
mitologías de James Bond, Rambo o Superman, busca las claves del éxito en
fortalezas singulares: una gran astucia, una ingeniería impresionante, una energía
sobrehumana, un valor incomparable. ¿Es así en Cristo? ¿Cristo es Cristo porque
tiene una técnica mental, una tecnología única, un saber esotérico o por qué? Esta
fiesta del bautismo del Señor nos conduce al corazón de la respuesta: lo propio de
Jesús es la Unción que ha recibido. Un enunciado muy sencillo, que sin embargo
tiene consecuencias inmensas.
2.2 Si lo peculiar de Cristo fuera una técnica mental entonces ser cristiano
significaría ser mentalista. Si lo peculiar de Cristo fuera una energía sobrehumana
entonces no habría diferencia entre ser cristiano y ser un griego pagano, de
aquellos que cantaban las gestas de Aquiles o el ingenio de Ulises. Si lo peculiar de
Cristo fuera un saber escondido, esotérico, como lo plantean autores como J. J.
Benítez en nuestros días, entonces ser cristiano es instruirse en unos misterios que,
como no han sido enseñados por la Iglesia, implican que la Iglesia es una
gigantesca farsa.
2.3 En sentido contrario: si lo peculiar de Cristo es la unción del Espíritu Santo, y
ese Espíritu viene a habitar en nosotros, entonces ser cristiano es básicamente
participar del Espíritu de Jesús, cosa que no suena nada discorde de lo que enseña
Pablo: "porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos
de Dios" (Rom 8,14). ¡Dios Santo! Todo está en la acción del Espíritu Santo en
nosotros, y el primero, y quien ha inaugurado ese camino para nosotros, es
Jesucristo.