Comentario al evangelio del Jueves 12 de Enero del 2012
Queridos amigos y amigas:
El cuerpo humano es una maravilla. Células, tejidos, órganos... conexiones, movimientos, respuestas.
Si no existiera, costaría trabajo siquiera pensarlo. ¿Y qué decir del alma humana? Más increíble
todavía: percepciones, memoria, lenguaje... capacidad de amar y ser amado, libertad, apertura a lo
Absoluto. De la complejidad y maravilla de ambos se entiende su fragilidad. Algo puede fallar.
Al vivir en sociedad, también formamos parte de un “cuerpo social” y un “alma social”. Y lo que
recibimos de los demás influye poderosamente en nuestra vida, para bien o para mal.
Hoy el evangelio nos habla de enfermedad. Una de las comunes en el tiempo de Jesús: la lepra. En el
antiguo Israel, los que tenían esta enfermedad eran apartados de la sociedad, siendo considerados
malditos. Puede representar a cualquier dolencia, en el cuerpo o en el alma, que afecta al ser humano y
le disminuye en su actividad y en sus relaciones con los demás, hasta llegar a oscurecer la vida
recibida.
Jesús aparece como el que se acerca a toda enfermedad y dolencia, y atreviéndose a tocar a la persona,
puede aliviarla y reconfortarla de una manera impensable. Porque es el Hijo del Dios que rompe las
barreras y quiere traer vida, y vida para todos.
Hoy puede ser un buen día para, desde tus enfermedades y dolencias, presentarte humilde al Señor: “Si
quieres, puedes limpiarme”. Y déjate confortar por Él. Para seguir caminando. Porque la tierra
prometida está más cerca que cuando empezaste a caminar. Aunque a veces no te lo parezca.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano (luismanuel@claretianos.es)
Luis Manuel Suarez, cmf