Solemnidad. Santa María, Madre de Dios (1 de enero)
La Palabra: “Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al
Niño acostado en un pesebre... María conservaba todas estas cosas meditándolas
en su corazn” (evangelio).
1. La Virgen de la Caridad ha salido de su casa en El Cobre para visitar a los
cubanos en sus hogares, en sus iglesias y en sus plazas. Una visita que ha
despertado ese humanismo y ese profundo sentimiento de la trascendencia que
respiran la historia y la rica tradición cultural de este pueblo. Me contaban cómo en
“El Fanguito”, barrio pobre del puente Almenda-res, en el corazón de La Habana,
toda la gente, ateos, religiosos o cristianos, acudían a la pequeña y acogedora
capilla de “Jesús Obrero” sintiéndose unidos en la Virgen de la Caridad, un símbolo
entrañable para los cubanos. En ese contexto es bien significativo que iniciemos el
nuevo año celebrando la fiesta de Santa María Madre de Dios.
2. Según el evangelio que hoy leemos, los pastores, al recibir el anuncio –como
María cuando le habló el ángel y los Magos cuando vieron la estrella– se pusieron
en camino, “fueron corriendo”. María camin por la montaa de Judea para visitar y
ayudar a su pariente Isabel, los Magos de su tierra en busca del Mesías y los
pastores dejaron su rebaño para encontrar al Salvador. Nosotros hemos sido
visitados por la Virgen de la Caridad, expresión del amor y ternura de Dios que
continuamente nos sustenta e impulsa. Debemos ponernos en camino y buscar la
salvación, una vida digna para todos, una sociedad donde todos y todas podamos
ser sujetos de nosotros mismos, aportando cuanto somos y tenemos para construir
el bien común. Se nos concede un año más para que salgamos de nuestra
pasividad, levantemos la cabeza y todos nos responsabilicemos en un porvenir
mejor para todos.
3. Los pastores encontraron al Nio “en un pesebre”. No en un palacio ni en una
gran mansión ni en un chalet. El Salvador está
en lo más pobre e insignificante: en un niño débil y desvalido, en un establo que es
lo más humilde y bajo de la sociedad. Corremos el peligro de creer que lograremos
la salvación con nuestro poder y haciendo alianza con los poderosos. Según el
evangelio de Navidad el Mesías no viene con un poder que domina, sino como un
niño acogido en una sencilla familia que ama. Ese niño anunciará y abrirá un
camino de salvación para todos, no siendo caudillo de un ejército invencible por su
armamento sofisticado, sino entregándose por amor a la construcción del reino de
Dios o nueva humanidad hasta perder la propia vida por esa causa. La Madre de la
Caridad nos ayude a comprender y vivir lo que anhelamos y pedimos ante su
imagen: “que el amor a mi pueblo nazca del amor a mi Dios”.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net