El encuentro con Cristo nos reconcilia y sana nuestro corazón.
2012-01-12
Evangelio
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: «Si Tú
quieres, puedes curarme». Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo
tocó y le dijo: «¡Sí quiero, sana!». Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó
limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: «No se lo cuentes a nadie; pero para
que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito
por Moisés».
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar
abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a
donde acudían a Él de todas partes. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, si Tú quieres esta meditación puede hacer la diferencia en mi día, y en mi
vida. Vengo ante Ti como el leproso, necesito de tu gracia. Tócame y sáname de
todas mis iniquidades, de mi egoísmo, de mi soberbia, de mi vanidad, de mi
indiferencia.
Petición
Ayúdame, Jesús, a vivir tu Evangelio al convertirme en un apóstol fiel y esforzado
de tu Reino.
Meditación
El encuentro con Cristo nos reconcilia y sana nuestro corazón.
«El curar es un encargo primordial que Jesús ha confiado a la Iglesia, según el
ejemplo que Él mismo nos ha dado, al ir por los caminos sanando a los enfermos.
Cierto, la tarea principal de la Iglesia es el anuncio del Reino de Dios. Pero
precisamente este mismo anuncio debe ser un proceso de curación: “…para curar
los corazones desgarrados”. El anuncio del Reino de Dios, de la infinita bondad de
Dios, debe suscitar ante todo esto: curar el corazón herido de los hombres. El
hombre por su misma esencia es un ser en relación. Pero, si se trastorna la relación
fundamental, la relación con Dios, también se trastorna todo lo demás. Si se
deteriora nuestra relación con Dios, si la orientación fundamental de nuestro ser
está equivocada, tampoco podemos curarnos de verdad ni en el cuerpo ni en el
alma. Por eso, la primera y fundamental curación sucede en el encuentro con Cristo
que nos reconcilia con Dios y sana nuestro corazón desgarrado» (Benedicto XVI, 21
de abril de 2011).
Reflexión apostólica
«Sólo mediante el amor el creyente puede entrar en lo más íntimo del Corazón de
Cristo para captar sus sentimientos profundos, sus más vivos anhelos y la
intensidad de su amor y así vivir la realidad de que el amor consiste no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 32).
Propósito
Revisar mi programa de vida espiritual para concretar medios que me acerquen
más a Cristo.
Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por apiadarte de mis dolencias y darme la posibilidad de
experimentar tu cercanía en esta meditación. Creo en tu misericordia y
humildemente te pido me ayudes a saber reconocer todas mis infidelidades y a
poner medios concretos para superarlas. Además confío en que sabré, como el
leproso, divulgar tu Buena Nueva de salvación en mi entorno familiar y social,
porque lo que más deseo para este 2012, es que muchos otros experimenten tu
amor.
«“¡Si conocieras el don de Dios!” ¡Si conociésemos el don de Dios, la fe viva, la
confianza ciega, con qué fervor se lo pediríamos y Él seguramente nos lo daría!»
( Cristo al centro, n.947).