¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?
Mc 3, 1-6
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Lectio Divina
NUESTRO CORAZÓN TIENE SED DE COMUNIÓN CON DIOS
Quisiéramos encontrarle, hallarle, hablarle; recuperar la unidad y la armonía con los otros, con
el orden creado. No hay ningún hombre que no haya sentido, al menos de una manera fugaz,
un resplandor de estos deseos buenos y santos. Y no hay deseo humano que no encuentre en
Jesús su cumplimiento y su realización. Él vino a nosotros para ser el santo y sumo sacerdote -
prefigurado misteriosamente por Melquisedec- y para darnos su maravillosa dignidad,
Ahora, después de haber consumado Jesús en la cruz su santo sacrificio, todo hombre puede
ofrecer al Padre, por medio de él y participando de su sacerdocio, el único y perfecto sacrificio.
Cada hombre ha recuperado la inesperada dignidad que le permite hablar con Dios, ofrecerle
toda la creación y, lo que es aún más, ser a sus ojos una viva imagen del Hijo amado en el que
ha puesto su complacencia. Para eso ha venido Jesús, en efecto.
ORACION
Señor Jesús, gracias por haber venido a nosotros para abrirnos de nuevo el camino hacia el
Padre. No te canses de nuestra ingrata dureza, de nuestros rechazos. Ten piedad de la
parálisis que nos atrofia la mano y, todavía más, el corazón. Siempre nos pones en el centro de
tu atención y vuelves a dar soltura a nuestras manos encogidas, para que podamos abrirlas por
fin y acoger el don que eres tú mismo, convertido por nuestro amor en pan y vino. Con tu
ejemplo nos enseñas a no cerrar más nuestra mano como una garra sobre tus dones,
aferrándolos y poseyéndolos sólo para nosotros mismos, y con el poder de tu Espíritu de amor
nos haces entrar contigo en el movimiento de gratuidad y de ofrenda que nos hace libres y
felices.