Tiempo y Eternidad
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José Manuel Otaolaurruchi, L.C.
Herodes, Paco y Manolo
“Después que Juan fue arrestado, marchó Jesús a Galilea, proclamando la buena noticia de
Dios” (Mc 1,14). Parece que san Marcos es de pocas palabras porque se despacha el
bautismo y las tentaciones de Cristo en el desierto en dos versículos cada uno y de pasada
un hecho tan importante como el prendimiento de Juan el Bautista.
¿Quién y por qué se lo llevaron a la cárcel? Lo condenaron por acusar al rey Herodes de
cometer adulterio, pues convivía con la esposa de su hermano Filipo.
Me voy a permitir un pequeño excursus sobre el nombre “Herodes”, ya que al parecer era
tan común como los manolos en España o los Restrepo, Jaramillo o Giraldo en Antioquia.
Y para liarla más, se usaba también el femenino, “Herodías”.
El primero y más famoso fue Herodes “el grande” (73 aC - 4 dC) Amigo de los romanos,
gran constructor de puertos y caminos. Tuvo la dicha de contemplar la estrella de Belén
cuando Jesús nació y de recibir a los magos de oriente. A su muerte, el reino se dividió en
tres zonas: Galilea, al norte de Palestina; Judea al sur y Cesarea de Filipo al este. Los tres
hijos herederos, también se llamaban Herodes: Herodes Antipas gobernó Galilea, mañoso y
sensual; Herodes Arquelao en Judea y Filipo en Cesarea. Los cinco fueron despiadados
asesinos. A Herodes “el grande” se le recuerda por la muerte de los santos inocentes;
Antipas mandó a decapitar a Juan el Bautista para darle gusto a su amante Herodías y era
rey cuando murió crucificado Cristo. A Arquelao no se le conocen delitos, pero yo sólo les
digo que cuando la Sagrada Familia regresó de Egipto, el ángel le ordenó en sueños a san
José que se fuera a Galilea, lejos del mafioso Arquelao.
¿Y el quinto? No podía faltar el nieto, Herodes Agripa. Este angelito segó la vida del
apóstol Santiago el mayor, hermano de san Juan, y metió en la cárcel a san Pedro, el cual,
sin no fuera por un ángel, también hubiera terminado allí sus días.
¿Por qué encarcelaron a Juan? Por tener el valor de proclamar la verdad. Juan era una voz
incómoda para la conciencia de Herodías, por eso lo odiaba y aunque había logrado llevarlo
a la cárcel, no le bastaba, quería acabar con la existencia de este harapiento que osaba
reprochar su conducta.
Hoy, como antaño, el que proclama la verdad y vive con coherencia, se expone a la muerte
y al descrédito. En el campo político o moral lo vemos clarísimo al menos para el sigue las
noticias nacionales e internacionales.
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