III Domingo del Tiempo Ordinario. Año Par
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD
DOMINGO
a.- Jon. 3, 1-5: Los ninivitas se convirtieron de su mala conducta.
El profeta Jonás, aparece como quien a huye de Dios. Ha escuchado su voz, su
mensaje, sin embargo, teme hacer la voluntad de Dios (cfr. Jon.1-2). En este
segundo llamado aprendió la lección, no se puede huir de Dios, más aún no puede
ser desobedecido. Va a Nínive, capital de imperio asirio. El mensaje es que tiene
que dar es: “Jonás comenz a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino
proclamando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida.» (v. 4). El número
40 significa plenitud, tiempo necesario para hacer algo importante. Un solo día le
basta a Jonás de predicación para que Nínive se convierta, sus habitantes creen en
Yahvé, con una fe semejante a la de Abraham (Gn. 15, 6). Desde el rey hasta el
último habitante hizo penitencia y se convirtieron al Señor. El contraste con Israel
es asombroso, Nínive supo convertirse, puesto que unió a la penitencia externa, la
conversin interior de vida. La oracin del rey es significativa: “¡Quién sabe! Quizás
vuelva Dios y se arrepienta, se vuelva del ardor de su cólera, y no perezcamos.»
Vio Dios lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta, y se arrepintió
Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo.” (vv. 9-10). El oráculo
no se cumplió. Es el triunfo del amor de Dios sobre la maldad humana. Todo está
condicionado por la conversión del corazón, al cambio de vida. La lección fue clara
para Israel y para nosotros.
b.- 1Cor. 7, 29-31: La apariencia de este mundo se termina.
El apóstol Pablo, luego de resolver desde el Señor, temas importantes sobre el
matrimonio y la virginidad, temas que preocupaban a los corintios, nuevos
cristianos en la comunidad, deseosos de saber cómo asumir su compromiso de fe,
en lo que se refiere a su vida afectiva, les invita a tender al sacrificio de escoger
siempre lo mejor, ya que el tiempo es breve y la figura de este mundo pasa pronto
(vv.29.31), por lo tanto, lo temporal vale poco, hay que aprovechar la oportunidad
que Dios nos ofrece, sin apegarse a nada de este mundo, es el desasimiento en
acción (vv.29-31; cfr. 1Tes.5,1). Quiere el apóstol, que tomemos en serio el valor
del tiempo, para aprovecharlo en construir, una vida cristiana en soltería o
matrimonio, pero teniendo claro, que todo pasa, y lo único que permanece es
nuestro destino eterno, al que fuimos llamados. Sólo el bien, que hagamos en este
mundo cruzará los umbrales de la eternidad, para testimoniar nuestro quehacer
cristiano en esta vida.
c.- Mc. 1,14-20: Convertíos y creed la Buena Noticia.
El evangelio constata como Jesús comienza a evangelizar hablando de un plazo que
termina y cómo hay que estar preparados para la llegada del Reino de Dios. Este
término es clave para comprender no sólo su misión, sino también y sobre todo su
persona. Jesús es ciertamente Rabí y Profeta, pero el más bien se define como el
anunciador de Reino, con su palabra lo hace presente y sus acciones lo hacen
palpable visible (v.15). Se trata del paso de la esperanza a la realización dentro de
unas coordinas históricas muy concretas: en Galilea, el Bautista está ya en la
cárcel. Dios y su plan salvífico son la continuidad del plazo que termina con el AT, y
lo nuevo que se está inaugurando con Jesús. Sólo ÉL, plenitud de la revelación,
puede establecer que la preparación ha llegado a su fin y que después de la Pascua,
manifestación plena de la obra y misión de Jesús, la comunidad que se ha adquirido
se adhiere a su mensaje de salvación, ando inicio a una época nueva. La venida del
Reino de Dios, exige un cambio radical en cuanto a la conversión y un creer en el
evangelio. A las primeras palabras de Jesús sigue la acción de escoger mediadores,
hombres que hayan experimentado esta novedad del Reino y del evangelio. La
respuesta a la llamada que hace Cristo a los primeros discípulos, es de una
obediencia asombrosa. Los llama, dejan todo y le siguen, sin más. No se justifica su
decisión por un milagro por ejemplo (cfr. Lc. 5,111), no se alude a que Andrés y
Pedro eran primero discípulos de Juan Bautista (cfr. Jn. 1, 35). Marcos establece
que la llamada exige una obediencia total; los detalles y circunstancias poco
importan. Los primeros discípulos son dos parejas de hermanos, Simón y Andrés,
Santiago y Juan, sorprendidos en su trabajo son invitados a dejar sus redes y peces
y a preocuparse de los hombres y deberán sacarlos, no del agua del mar, sino del
sin sentido de su existir o del mar de los vicios y pecados. Jesús, no busca hombres
del ambiente específicamente religioso, sino ahí donde viven su vida todos los días,
los invita a su seguimiento. La llamada comporta una novedad: el Maestro escoge a
sus discípulos, cuando la práctica de su tiempo, era que el discípulo escogía a su
maestro o rabino. Aquí es Él, quien llama, y crea la disposición de seguirlo, como
un auténtica palabra creadora de Dios (cfr. Sal. 33, 9; 9; Is. 55,10ss). La llamada,
es un acontecimiento de gracia, donde las posibles dificultades desaparecen.
Seguirle, equivale aceptar un modo de vida, es ser escogidos por la gracia divina,
para estar con ÉL y escucharle. La opción por Jesús, equivale a la opción por Yahvé
(cfr. Deut. 8,19; 1 Re.18, 21). Marcos, implícitamente reconoce en Jesús de
Nazaret, al Hijo de Dios, reconoce su condición divina. Sólo a Dios, se le obedece de
esta manera. Se establece aquí lo que será en el futuro la comunidad cristiana, un
espacio donde se Jesucristo, recibe el homenaje de obediencia tanto de los fieles,
como los responsables de la comunidad, son servidores de los hermanos de fe y de
todos los hombres. Nuestro primer llamado lo recibimos en el Bautismo, y luego, a
lo largo de la ella, siempre existe un momento o varios momentos de gracia
también llamados conversiones, en que el Señor, se hace presente para exigir un
compromiso mayor. Es el momento en que se asume con seriedad el seguimiento
de Cristo. Esa gracia hay que revivirlo continuamente en la oración, para revisar las
motivaciones de ese discipulado, y las metas que me propone el Señor para
mejorar dicha condición. No hay que olvidar que la misión es evangelizar, fruto de
la llamada y la consagración bautismal, llevar, como los apóstoles, el mensaje de
salvación a todos los hombres. Hablarles del Reino de Dios, presencia amorosa de
Dios en la historia, que con la venida de Jesús, llega a la propia vida y la de los
demás por nuestro fecundo compromiso apostólico. La tarea comienza por vivir
cada uno esa llamada, el ser discípulo comprometido con la voluntad del Maestro de
Nazaret, que sigue llamando como ayer. Oigámosle, para estrenar cada día la
obediencia a la fe.
Santa Teresa de Jesús, habla de cmo ser buenos amigos de Jesús: “Puede en este
estado hacer muchos actos para determinarse a hacer mucho por Dios y despertar
el amor; otros para ayudar a crecer las virtudes, conforme a lo que dice un libro
llamado Arte de servir a Dios, que es muy bueno y apropiado para los que están en
este estado, porque obra el entendimiento. Puede representarse delante de Cristo y
acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada Humanidad, y traerle siempre
consigo y hablar con El, pedirle para sus necesidades y quejársele de sus trabajos,
alegrarse con El en sus contentos y no olvidarle por ellos, sin procurar oraciones
compuestas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad. Es excelente
manera de aprovechar y muy en breve; y quien trabajare a traer consigo esta
preciosa compañía y se aprovechare mucho de ella y de veras cobrare amor a este
Seor, a quien tanto debemos, yo le doy por aprovechado.” (Vida 12,2).