EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 3,22-30.
Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: "Está poseído por Belzebul y
expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios".
Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: "¿Cómo Satanás va a
expulsar a Satanás?
Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir.
Y una familia dividida tampoco puede subsistir.
Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede
subsistir, sino que ha llegado a su fin.
Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si
primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.
Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier
blasfemia que profieran.
Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable
de pecado para siempre".
Jesús dijo esto porque ellos decían: "Está poseído por un espíritu impuro".
comentario del Evangelio por
Isaac de Stella (?-v. 1171), monje cisterciense
Sermón 39, 2-6; SC 207
La envidia: una blasfemia contra el Espíritu Santo
"Es por Belcebú, príncipe de demonios, que caza a los demonios"... Lo propio
de la gente maléfica y envidiosa, es cerrar los ojos, siempre que pueden, al mérito
de los demás y, cuando vencidos por la evidencia no pueden más, los desprecian y
desnaturalizan.
Así, cuando la muchedumbre exulta de devoción y se maravilla a la vista de las
obras del Cristo, los escribas y fariseos o cierran los ojos a lo que saben que es
verdad, o rebajan al que es grande, o desnaturalizan lo que es bueno. Una vez, por
ejemplo, fingiendo ser ignorantes, dijeron al que hizo tantos signos maravillosos:
"¿Qué signo haces para que creamos en ti?" (Jn 6,30) Aquí, no pudiendo negar los
hechos, los deprecian con maldad, y los desnaturalizan diciendo: "Es por Belcebú,
príncipe de demonios que caza a los demonios".
Hermanos queridos, he aquí esta blasfemia contra el Espíritu que ata a
aquellos a los que están cogidos con cadenas por una falta eterna. A pesar de esto,
no es imposible al penitente recibir el perdón de todo, si "produce frutos que le
llevan a la conversión " (Lc 3,8). Solamente, arrastrado por el peso de tal malicia,
no tiene la fuerza para aspirar a esta honorable penitencia que merece el perdón...
el que, percibiendo con claridad, en casa de su hermano, la gracia y la operación
del Espíritu..., no teme desnaturalizar, calumniar y atribuir insolentemente al
espíritu maligno, lo que sabe con certeza que es del Espíritu santo, éste tal, se ve
abandonado por este Espíritu de gracia ya que no quiere la penitencia que le
obtendría el perdón.
Está completamente oscurecido, cegado por su propia malicia. ¿Qué hay más
grave, que atreverse, por envidia hacia un hermano, habiendo recibido el
mandamiento de amarlo como a ti mismo (Mt 19,19), blasfemar contra la bondad
de Dios... e insultar su majestad queriendo desacreditar a un hombre?
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”