EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 3,31-35.
Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron
llamar.
La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: "Tu madre y tus
hermanos te buscan ahí afuera".
El les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?".
Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: "Estos
son mi madre y mis hermanos.
Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi
madre".
Comentario del Evangelio por
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la
Iglesia
Sobre la virginidad, C. 5
«Los que hacen la voluntad de Dios, son mi hermano y mi madre»
Las que se consagran totalmente al Señor, no deben afligirse de que
guardando su virginidad como María, no pueden ser madres según la carne... El
que es fruto de una sola Virgen santa, es la gloria y el honor de todas las demás
vírgenes, porque como María, son madres de Cristo, si hacen la voluntad de su
Padre.
La gloria y la felicidad de María, de ser la madre de Cristo, alcanzan a todos
en estas palabras del Señor: "Quien hace la voluntad de mi Padre que está en los
Cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". Indica así el parentesco
espiritual que lo relaciona con pueblo que rescató. Sus hermanos y sus hermanas,
son los varones y las mujeres santas que son coherederos con él de su herencia
celeste (Rm 8,17).
Su madre es la Iglesia entera, porque ella es quien, por la gracia de Dios, da a
luz a los miembros de Cristo, es decir a los que le son fieles. Su madre es también
toda alma santa, que hace la voluntad de su Padre y cuya caridad fecunda se
manifiesta en aquellos a los que da a luz para Él, "hasta que Él mismo, sea formado
en ellos " (Ga 4,19)...
Entre todas las mujeres, María es la única que es virgen y madre al mismo
tiempo, no sólo por el espíritu, sino también por el cuerpo. Es madre según el
espíritu... de los miembros de Cristo, es decir de nosotros, porque cooperó por su
caridad a dar a luz en la Iglesia a los fieles, que son los miembros de esto divino
Maestro, nuestra cabeza (Ef 4,15-16), verdaderamente Ella es madre según la
carne. Hacía falta, en efecto, que nuestro Maestro naciera, según la carne, de una
virgen para enterarnos de que nosotros, sus miembros, debíamos nacer según el
espíritu de otra virgen que es la Iglesia. María es pues la única, que es madre y
virgen a la vez de espíritu y de cuerpo. Pero la Iglesia entera, en los santos que
deben poseer el Reino de Dios, es, según el espíritu, madre de Cristo y virgen de
Cristo.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”