EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la tercera semana del tiempo ordinario
Segundo Libro de Samuel 11,1-4a.5-10a.13-17.
Al comienzo del año, en la época en que los reyes salen de campaña, David envió a
Joab con sus servidores y todo Israel, y ellos arrasaron a los amonitas y sitiaron
Rabá. Mientras tanto, David permanecía en Jerusalén.
Una tarde, después que se levantó de la siesta, David se puso a caminar por la
azotea del palacio real, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La
mujer era muy hermosa.
David mandó a averiguar quién era esa mujer, y le dijeron: "¡Pero si es Betsabé,
hija de Eliám, la mujer de Urías, el hitita!".
Entonces David mandó unos mensajeros para que se la trajeran. La mujer vino, y
David se acostó con ella, que acababa de purificarse de su menstruación. Después
ella volvió a su casa.
La mujer quedó embarazada y envió a David este mensaje: "Estoy embarazada".
Entonces David mandó decir a Joab: "Envíame a Urías, el hitita". Joab se lo envió,
y cuando Urías se presentó ante el rey, David le preguntó cómo estaban Joab y la
tropa y cómo iba la guerra.
Luego David dijo a Urías: "Baja a tu casa y lávate los pies". Urías salió de la casa
del rey y le mandaron detrás un obsequio de la mesa real.
Pero Urías se acostó a la puerta de la casa del rey junto a todos los servidores de
su señor, y no bajó a su casa.
Cuando informaron a David que Urías no había bajado a su casa, el rey le dijo: "Tú
acabas de llegar de viaje. ¿Por qué no has bajado a tu casa?".
David lo invitó a comer y a beber en su presencia y lo embriagó. A la noche, Urías
salió y se acostó junto a los servidores de su señor, pero no bajó a su casa.
A la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab y se la mandó por
intermedio de Urías.
En esa carta, había escrito lo siguiente: "Pongan a Urías en primera línea, donde el
combate sea más encarnizado, y después déjenlo solo, para que sea herido y
muera".
Joab, que tenía cercada la ciudad, puso a Urías en el sitio donde sabía que estaban
los soldados más aguerridos.
Los hombres de la ciudad hicieron una salida y atacaron a Joab. Así cayeron unos
cuantos servidores de David, y también murió Urías, el hitita.
Salmo 51(50),3-4.5-6.7.10-11.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre.
Anúnciame el gozo y la alegría:
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
Evangelio según San Marcos 4,26-34.
Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:
sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo,
sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano
abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el
tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola
nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de
todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas,
y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que
ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les
explicaba todo.
Comentario del Evangelio por
San Ambrosio (v. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, VII, 179-182; SC 52
Cristo sembrado en tierra
En un jardín Cristo fue arrestado y sepultado; creció en este jardín, y en el
mismo resucitó. Y así llegó a ser un árbol... Entonces, sembrad a Cristo en vuestro
jardín... Con Cristo, muele la semilla de mostaza, apriétela y siembre la fe. La fe se
prensa cuando creemos en Cristo crucificado. Pablo prensó la fe cuando decía: " No
he venido a anunciar el misterio de Dios con el prestigio del lenguaje humano o de
la sabiduría.»
«Entre vosotros, no he querido conocer a otro más que a Jesucristo, el Mesías
crucificado " (1Co 2,1-2)... Entonces sembramos la fe, cuando según el Evangelio o
las lecturas de los apóstoles y de los profetas creemos en la Pasión del Señor;
sembramos la fe cuando la cubrimos, en cierto modo, de terreno arado y mullido,
de la carne del Señor... Quienquiera que crea que el Hijo de Dios se ha hecho
hombre, crea que murió por nosotros y crea que ha resucitado por nosotros.
Siembro pues la fe, cuando planto la sepultura de Cristo en medio de mi jardín.
¿Sabéis que Cristo es una semilla y que es Él quién es sembrado? "Mientras el
grano de trigo no caiga en tierra y muera, permanece infecundo; pero si muere, da
mucho fruto " (Jn 12,24)... Es Cristo mismo el que lo dice. Pues es a la vez grano
de trigo, porque Él " fortifica el corazón del hombre " (Sal. 103,15), y semilla de
mostaza, porque reanima el corazón del hombre... Es grano de trigo en cuanto a su
resurrección, porque la palabra de Dios y la prueba de su resurrección alimentan las
almas, aumentan la esperanza, consolidan el amor - porque Cristo es "el pan de
Dios bajado por el cielo" (Jn 6,33). Y es semilla de mostaza, porque qué hay más
amargo y agrio que hablar de la Pasión del Señor.
En un jardín Cristo fue arrestado y sepultado; creció en este jardín, y en el
mismo resucitó. Y así llegó a ser un árbol... Entonces, sembrad a Cristo en vuestro
jardín... Con Cristo, muele la semilla de mostaza, apriétela y siembre la fe. La fe se
prensa cuando creemos en Cristo crucificado. Pablo prensó la fe cuando decía: " No
he venido a anunciar el misterio de Dios con el prestigio del lenguaje humano o de
la sabiduría.»
«Entre vosotros, no he querido conocer a otro más que a Jesucristo, el Mesías
crucificado " (1Co 2,1-2)... Entonces sembramos la fe, cuando según el Evangelio o
las lecturas de los apóstoles y de los profetas creemos en la Pasión del Señor;
sembramos la fe cuando la cubrimos, en cierto modo, de terreno arado y mullido,
de la carne del Señor... Quienquiera que crea que el Hijo de Dios se ha hecho
hombre, crea que murió por nosotros y crea que ha resucitado por nosotros.
Siembro pues la fe, cuando planto la sepultura de Cristo en medio de mi jardín.
¿Sabéis que Cristo es una semilla y que es Él quién es sembrado? "Mientras el
grano de trigo no caiga en tierra y muera, permanece infecundo; pero si muere, da
mucho fruto " (Jn 12,24)... Es Cristo mismo el que lo dice. Pues es a la vez grano
de trigo, porque Él " fortifica el corazón del hombre " (Sal. 103,15), y semilla de
mostaza, porque reanima el corazón del hombre... Es grano de trigo en cuanto a su
resurrección, porque la palabra de Dios y la prueba de su resurrección alimentan las
almas, aumentan la esperanza, consolidan el amor - porque Cristo es "el pan de
Dios bajado por el cielo" (Jn 6,33). Y es semilla de mostaza, porque qué hay más
amargo y agrio que hablar de la Pasión del Señor.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”