III Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo B (Año Par)
Con permiso de dominicos.org
Introducción a la semana
Tenemos por delante siete días muy variados en sus argumentos, fecundos en
referencias celebrativas y, a buen seguro, retadores para un mejor seguimiento
del Maestro. El domingo nos evoca, para empezar, la fuerza de la predicación
que indujo a Nínive a su conversión, así como la llamada que hace Jesús de
Nazaret a unos pescadores que están a la vera del lago de Galilea, quienes, a la
invitación del Maestro, dejaron las redes y lo siguieron.
Y de señeros seguidores de Jesús va la semana: el beato Enrique Seuze,
maestro de vida espiritual y orante ejemplar, que comparte día con el santo
obispo de Toledo San Ildefonso; el santo obispo de Ginebra, Francisco de Sales
quien dio prueba de su fe en el servicio restaurador de su diócesis; y los
discípulos preferidos del Apóstol de la gentilidad, Santos Tito y Timoteo, a los
que escribió desde la tensión evangelizadora más cumplida y aquellas cartas son
para nosotros hoy acicate predicador.
Mención especial merecen el miércoles y el sábado de esta densa semana
cristiana: el primero, por ser la fiesta de la Conversión de San Pablo y remate de
los días orantes por la unión de las iglesias. El segundo por ser el día del
hermano mayor de los predicadores, el bueno de Tomás de Aquino, quien, con
una sed de verdad que hoy sigue asombrándonos supo decirnos cosas
admirables de Dios e hizo la mejor teología desde la contemplación y la
predicación de la gracia.
La lectura continua, a su vez, nos presenta a lo largo de estos días varios
fragmentos del II Libro de Samuel en los que se nos narran el ascenso,
esplendor, infidelidad y ocaso del rey David, en la franja de la primera lectura. El
evangelio de Marcos se proclama en la segunda lectura con páginas tan
estimulantes como la autodefensa que hace Jesús al sugerirle que tiene el
espíritu de Belcebú, la parábola del sembrador y las referentes al crecimiento
misterioso del Reino en la tierra removida de los seguidores de Jesús, sus
hermanos, hermanas y madre.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)