“el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás: es culpable de
pecado para siempre”
Mc 3, 22-30
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LA ENVIDIA DE LOS MAESTROS DE LA LEY Y DE LOS
FARISEOS
San Marcos, pone que son “los escribas que habían venido de Jerusalén” Este detalle
acusa bien que la escena tiene lugar ya avanzada la vida pública de Cristo, cuando el rumor
está extendido por Jerusalén y se piensa ya en espiarlo. La conspiración esta en marcha.
Escribas y fariseos son ya los enemigos de Cristo. Jesús, desde el comienzo de su vida
pública, “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio” (Hch 10,38).
Esto, sin embargo, suscita la envidia de los maestros de la Ley y de los fariseos, que
buscan a toda costa algún pretexto para acusarle. La acusación referida en el pasaje de hoy
es gravísima: el Hijo de Dios, reconocido y atestiguado por Juan el Bautista como Cordero
inocente que carga sobre sí el pecado del mundo, es acusado de estar poseído por un
espíritu inmundo. La incomprensión es absoluta.
2. LA GENTE COMÚN SE ADMIRADA DE LOS MILAGROS DE JESÚS
La gente común se admirada de los milagros de Jesús, sin embargo los escribas y los
fariseos se esforzaban en negarlos o en darles mala interpretación, haciéndolos aparecer
no como obra de la divinidad, sino del espíritu inmundo llamado Belzebú (Bel de Baal que
es señor en Babilonio y Zebú, la mosca de la inmundicia)
Aquí se expone un caso concreto, donde los fariseos cerrando los ojos a la evidencia,
pretenden atribuir las obras de Dios a Satanás; es decir, el bien, hacerlo obra del mal. San
Marco resalta: “Está poseído por un espíritu impuro”. Atribuían las obras de la santidad al
espíritu impuro, que es la frase bíblica para expresar a Satanás.
3. PECADO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO
En este relato san Marco, expone el “pecado contra el Espíritu Santo.” La argumentación de
Cristo va contra los “escribas”, que atribuían el poder de Cristo para expulsar demonios a
Satanás. Pero Satanás no puede expulsar a Satanás: destruye su obra. De aquí se pasa a
exponer el “pecado contra el Espíritu Santo.”
Jesús denomina como pecado contra el Espíritu Santo, la oposición al mensaje de
salvación, porque esa actitud lleva consigo una oposición a la misma salvación; de ahí que
este pecado no se pueda perdonar, por no ofrecer la base para el perdón, que es la
penitencia, el arrepentimiento, y la aceptación de la salvación que se halla en el mensaje de
Jesús.
4. EL PECADO CONTRA EL AMOR
El Espíritu Santo, no otra cosa que el amor de Padre y del Hijo; es substancialmente,
personalmente, Amor.
Entonces todo lo que esta contra el amor, esta al mismo tiempo contra el Espíritu. En otras
palabras, todo lo que trate de destruir el amor, esta tratando de destruir el Espíritu Santo en
nosotros.
Así es como el pecado contra el amor es pecado contra el Espíritu Santo, por eso ese
pecado no es perdonable, porque para recibir el perdón no se debe estar en situación de
odio. En efecto, para recibir perdón se debe dejar el odio y se debe comenzar a amar. En
consecuencia, para alejarse del pecado hay que acercarse al amor.
“El que se interna en el campo del amor, se interna en el campo del espíritu y no esta en
contra del Espíritu por que no esta en contra del amor”. (P. Alfonso Milagro)
5. OPTAMOS POR EL REINO DE JESUCRISTO O POR EL DEL MAL
Jesús ha venido a instaurar en el mundo el reino de Dios, pero en el mundo esta instaurado
el reino de mal, es así, como estos dos reinos están en pugna. Esto nos pone a nosotros en
la opción de las dos alternativas, optamos por el Reino de Jesucristo o por el del mal. Pero
en nuestro Reino tenemos que vivir sin división, porque si somos agentes o elementos de
división, estamos destruyendo el Reino de Jesucristo en el mundo y así, damos facilidad
para que se instaure el reino de Satanás.
Por esos dice Jesús, “una familia dividida tampoco puede subsistir”, esto es, lo que no
produce la unidad entre nosotros los cristianos, produce división. Para estar con Jesús, se
necesita amor y caridad, por que el amor une. En el caso contrario, para no estar con El,
solo se requiere ir por el camino de odio y la soberbia, elementos que desunen a los
hombres.
Hagamos prevalecer en nosotros a Jesús, estrechémoslo en nuestro corazón, unidos,
fuertemente a El.
El Señor les Bendiga