Martes 24 de Enero de 2012
Martes 3ª semana de tiempo ordinario 2012
2Samuel 6,12b-15.17-19
En aquellos días, fue David y llevó el arca de Dios desde la casa de
Obededom a la Ciudad de David, haciendo fiesta. Cuando los portadores del arca
del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. E iba
danzando ante el Señor con todo entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino.
Así iban llevando David y los israelitas el arca del Señor entre vítores y al sonido de
las trompetas. Metieron el arca del Señor y la instalaron en su sitio, en el centro de
la tienda que David le había preparado. David ofreció holocaustos y sacrificios de
comunión al Señor y, cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en el nombre
del Señor de los ejércitos; luego repartió a todos, hombres y mujeres de la multitud
israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de uvas pasas a cada
uno. Después se marcharon todos, cada cual a su casa.
Salmo responsorial: 23
R/¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor en persona.
¡Portones!, alzad los dinteles, / que se alcen las antiguas compuertas: /
va a entrar el Rey de la gloria. R.
¿Quién es ese Rey de la gloria? / El Señor, héroe valeroso; / el Señor,
héroe de la guerra. R.
¡Portones!, alzad los dinteles, / que se alcen las antiguas compuertas: /
va a entrar el Rey de la gloria. R.
¿Quién es ese Rey de la gloria? / El Señor, Dios de los ejércitos. / Él es el
Rey de la gloria. R.
Marcos 3,31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde
fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu
madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi
madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi
madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi
hermana y mi madre."
COMENTARIOS
Seguir a Jesús significa aprender a obedecer a Dios. Y obedecer a Dios
significa desandar muchos aprendizajes que han forjado nuestra vida. Los parientes
de Jesús se rigen por la costumbre. Son personas muy religiosas, pero que piensan
como todos los vecinos: que eso de anunciar el evangelio a los pobres es un asunto
de los profesionales de la religión. Es decir, que ser sabio, profeta o consagrado es
una tarea de un selecto grupo de élite y que quienes se atrevan a cambiar esa
costumbre son locos o por lo menos hijos desobedientes. Jesús es plenamente
consciente de esta limitación de su cultura y, en general, de casi toda cultura. Por
eso decide escuchar primero a Dios y discernir su voluntad para decidir en libertad.
Cierta gente de espíritu maligno, sus adversarios y hasta su familia intentan sacarlo
de la familia del Reino que Él está inaugurando con sus palabras y acciones. Él sabe
cuál es su centro e invita a quienes lo buscan a buscar ese centro por medio de la
escucha de la palabra de Dios y del discernimiento de su voluntad.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)